11 sept 2010
Salvemos el yacimiento de Lancia
PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE LANCIA
¿Qué es Lancia?
Lancia es una antigua ciudad astur-romana, hoy despoblada, cuyas ruinas yacen olvidadas bajo tierra, esperando ser rescatadas y gestionadas adecuadamente por las administraciones públicas.
¿Dónde está?
Está en la Provincia de León (España), en el interfluvio de los ríos Esla, Porma y Moro. Gran parte del yacimiento ocupa una meseta perteneciente al Ayuntamiento de Villasabariego, y el resto se halla en la llanura situada justo debajo, en el Ayuntamiento de Mansilla Mayor.
¿Por qué es tan importante?
Se trata de un yacimiento declarado B.I.C. (Bien de Interés Cultural, lo que antes se llamaba "Monumento Nacional") en 1994. Lancia, en su período de esplendor con Roma, llegó a tener 30.000 habitantes, con una extensión que bien puede llegar a las 60 hectáreas en virtud a los nuevos hallazgos, incluso hay voces autorizadas que hablan de 90 hectáreas de extensión, muy por encima, en cualquier caso, de las 35 que se venían calculando hasta ahora.
No podemos olvidar que la mítica Pompeya tiene una extensión de unas 75 hectáreas y se le calculan unos 20.000 habitantes.
¿Qué tiene de interesante?
Lamentablemente, Lancia no ha sido excavada en su mayor parte, por lo que desconocemos muchas cosas de su trama urbana. Sin embargo, la parte superior tiene visitables las ruinas de unas termas, de un mercado (el Macellum) y del edificio auxiliar de éste. Por fotografía área se ha constatado la existencia de unas estructuras, aún enterradas, que podrían formar parte del Foro.
¿Qué está pasando ahora en Lancia?
Las obras de la Autovía A-60, que unirá León con Valladolid, afectan, de momento, a 4 hectáreas del yacimiento. De los tres trazados posibles, se eligió el único que podía afectar al yacimiento, pues se sabía de antemano que era terreno ocupado antiguamente por la ciudad. Ahora las administraciones dicen que los restos tienen "escaso valor", por lo que, a su juicio, no merecen ser conservados, olvidando el enorme potencial que el yacimiento tiene para la captación de turismo de calidad y el importante revulsivo económico que podría representar para la zona su excavación y puesta en valor. En breve, si no lo evitamos, los restos serán tapados por la autovía, perdiéndose para siempre.
¿Qué se ha encontrado?
Solo haciendo una excavación de emergencia, ha aparecido parte de un barrio entero de la ciudad. Se han hallado termas, calles, viviendas, varios hornos cerámicos, un edificio de planta basilical y una amplia necrópolis con tumbas de inhumación y de cremación.
¿Ha pasado esto antes?
Sí. Durante la concentración parcelaria que se llevó a cabo a finales de los sesenta se destruyeron gran parte de los restos de la parte baja de la ciudad (Sublancia). En estos años gobernaba Franco en España y no existía una Ley de Patrimonio que impidiese estos abusos. El trazado del canal de regadío que sigue las curvas de nivel del cerro también destruyó restos de la ciudad así como la construcción de la gasolinera.
¿Por qué os oponéis al progreso que representa la autovía?
Quienes defendemos la conservación y puesta en valor del yacimiento de Lancia no nos oponemos a la autovía, es más consideramos que su construcción es prioritaria para que por ella vengan a visitarnos turistas, así como arqueólogos y estudiantes de todas partes del mundo.
La autovía puede desviarse, el yacimiento no se puede mover. A lo que nos oponemos es a que, con la excusa del “progreso”, se destruya el pasado ya que no es posible construir un futuro próspero sobre las ruinas y la destrucción de nuestra cultura y nuestra historia.
¿Qué otros problemas tiene el yacimiento?
El abandono. Los escasos restos visitables ofrecen un aspecto desolador. La valla está caída, el camino de acceso no está asfaltado, no hay señalización que indique qué es cada edificio ni pasarelas peatonales que permitan al visitante pasear por los restos sin peligro de dañarlos.
¿Qué podemos hacer para salvar Lancia?
Precisamente es el ciudadano de a pie es quien más nos puede ayudar. Presentar quejas y escritos en las administraciones públicas es una forma de demostrar el disgusto popular y firmando para que podamos presentar a la administración el mayor número posible de firmas.
¿Cómo puedo ponerme en contacto con la Plataforma?
Hemos habilitado la cuenta salvarlancia@gmail.com para que todos aquellos que quieran colaborar puedan ponerse en contacto con nosotros.
La página de Facebook "Salvemos el yacimiento de Lancia (León)" (en la que ya somos más de 7.400 miembros) ofrece toda la información sobre nuestra lucha directamente en el muro de los usuario que se conecten a ella.
También hemos habilitado el blog http://salvarlancia.blogspot.com/ para facilitar el acceso a la información en Internet y donde tenemos permanentemente actualizados todos los puntos fijos de recogida de firmas.
El hecho nacional castellano, IV
¿Qué entendemos por Castilla?
Por desgracia, al hablar de una concepción territorial de Castilla no podemos basarnos en la actual distribucción autonómica, ya que esta no considera a Castilla como entidad concreta del Estado.
Esto, así dicho, puede quedar como una frase más pero abre importantes interrogantes para los que nos sentimos castellanos a la hora de considerar nuestro futuro en el Estado Español.
Algún día, los padres de este estado autonómico deberían de darnos una explicación de que intereses o necesidades les hizo romper a Castilla, quitándole cualquier protagonismo mínimamente serio en el devenir del Estado, quien considero que Castilla no tenia cabida entre los pueblos de España y en base a que criterios entendieron que un Estado Autonómico equitativo, que debia de recoger la riqueza cultural y social Española, pasaba porque Castilla no estuviese representado en él.
Dicho esto y para intentar responder a la pregunta planteada, nos deberemos centrar en analizar aquellas concepciones territoriales que toman como base la existencia de Castilla.
Desde el siglo XIII hasta la entrada del estado autonómico, la concepción de Castilla no daba lugar a dudas y englobaba las Regiones Históricas de Castilla La Vieja (Santander, Logroño, Valladolid, Burgos, Avila, Palencia, Segovia y Soria), Castilla La Nueva (Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo) y el Reino de León (León, Salamanca y Zamora).
Esta concepción, denominada "La Castilla Total", ha sido comunmente aceptada a través de los siglos y cuenta con un aval histórico y socio-político importante del que carece cualquier otro tipo de concepción territorial de Castilla.
Esta concepción es, además, la defendida por los principales grupos políticos y sociales del castellanismo actual y la que con más fuerza ha llegado a nuestros días.
Sin embargo, durante el periodo inicial de transición al Estado de las Autonomías surgio una nueva concepción que algunos han denominado "La Castilla de los Fueros" y que promulgaba una Castilla constituida por aquellas zonas donde teoricamente se aplicaron Fueros Castellanos de Villa y Tierra. Esta concepción defendia un mapa de Castilla formado por la Región Histórica de Castilla La Vieja, las provincias de Madrid y Guadalajara y parte de las Provincias de Toledo y Cuenca (básicamente las zonas de estas provincias que no están dentro de la Región geográfica de La Mancha).
Esta concepción tuvo cierta fuerza en algunas provincias castellanas durante el periodo de la transición, pero actualmente puede considerarse que este movimiento ha desaparecido del marco socio-político castellano. Sin embargo, analizaremos algunos aspectos sobre los fueros castellanos que formaban la base de sus reclamaciones territoriales y que además de servirnos para conocer algo más sobre uno de nuestros aspectos nacionales mas arraigados, nos resultaran de gran interes a la hora de preguntarnos sobre la veracidad de ciertos cuestionamientos sobre la castellanidad de algunas regiones geograficas de Castilla.
Junto a la concepción de "La Castilla Total", otra concepción que esta tomando cierta fuerza es la "Leonesista" como consecuencia de las peticiones separatistas de ciertos sectores sociales y políticos, principalmente asentados en la provincia de León, y que defienden una autonomía diferenciada para el Reino de León. Esta concepción definiría, de forma indirecta, una Castilla formada por las regiones históricas de Castilla La Vieja y Castilla La Nueva y en ella existen ciertas discrepancias sobre la pertenencia de ciertas provincias como es el caso de Valladolid.
Analizando por encima estas tres concepciones territoriales manejadas en el castellanismo actual, existe una zona de Castilla que todas contemplan y que es la definida por la región histórica de Castilla La Vieja junto con las Provincias de Madrid y Guadalajara.
A pesar de ello y como consecuencia de la anormal división administrativa planteada con el estado autonómico, también se dan problemas de identidad en algunas de las provincias consideradas como inequívocamente castellanas en las tres concepciones, como es el caso de Santander, La Rioja y Madrid.
La problemática de las Comunidades uniprovinciales castellanas: Santander, La Rioja y Madrid.
El caso de Santander y La Rioja, es un problema reciente derivado de la división territorial que el Estado de las Autonomías produjo en Castilla, del aislamiento a que fueron sometidas estas provincias y del afán de los dirigentes autonómicos de las mismas por salvaguardar su supervivencia, creando señas de identidad ficticias que las hiciesen aparecer como singulares, a los ojos de sus votantes.
Además, algunas de estas señas de identidad, como el caso de Cantabria, no son sino parte de las señas de identidad del pueblo castellano.
De todos es conocido que el origen del primitivo Condado castellano, es debido en gran medida a los Cántabros que habitaban las tierras del Norte.
Dice el gran historiador Burgalés, Pérez de Urbel: "Aunque íntimamente unidos, Castilla no nace con Fernán González. Es la continuación de la antigua Cantabria que había luchado firmemente frente a Roma y frente a Toledo para conservar sus leyes, sus costumbres, su independencia y su personalidad".(2)
Consta documentalmente, que el propio territorio de la antigua ciudad de Santander fue conocido como Castiella desde los comienzos del siglo IX y en el poema de Fernán González ya se dice, refiriéndose a Cantabria, que la Montaña es " la mejor parte de Castilla".
Desde tiempos de la reconquista, la actual provincia de Santander ha formado parte de la merindad de Castilla La Vieja, rigiéndose por sus fueros y costumbres y ya en tiempos más recientes, hasta 1833 en que se creo la Provincia de Santander, esta pertenecía a Burgos y era usualmente llamada la Montaña de Burgos.
Desde la formación administrativa de Santander como Provincia hasta la actual distribución autonómica, Cantabria ha pertenecido a la Región histórica de Castilla La Vieja.
No existen, por lo tanto, ninguna identidad en más de mil años que haga de Cantabria algo ajeno a Castilla, ni siquiera su carácter geográfico peculiar al del resto de Castilla y al que algunos aluden y que como hemos visto anteriormente, no es más que la característica de una Región Geográfica castellana.
En cualquier caso y a pesar de todos los esfuerzos de la administración autonómica Cántabra por distanciarse de Castilla, hay aspectos alentadores que demuestran la ineficacia de esta política, como es la reciente encuesta de opinión realizada por el "Diario Montañés" sobre el calado de la institución autonómica en los Cántabros y en la que a la pregunta concreta sobre "Si sería partidario de la integración de Cantabria en Castilla" el 31% de los encuestados contestaron afirmativamente, sin ningún tipo de campaña a favor.
Cosa similar a lo que ocurre en Cantabria, se da en La Rioja, con el agravante de que esta no ha tenido entidad propia ni siquiera con anterioridad a la reconquista. La Rioja no aparece nombrada como tal hasta el siglo XI, haciendo mención a una comarca concreta de Castilla, cuyo nombre deriva de unos de los ríos que riegan sus tierras.
Hasta los tiempos de la reconquista, esa parte del territorio estaba incluida en la Cantabria como así lo atestiguan los estudios llevados a cabo por los historiadores Arnaldo Oihernat y Moret.
Al principio de la reconquista, el territorio que se puede considerar la actual Rioja formaba parte de la frontera oriental del Reino Astur-Leones, siendo posteriormente ocupado por Navarra hasta su recuperación definitiva para la Corona Castellana por Alfonso VI en 1095.
Por su situación geográfica fue motivo de muchas luchas entre Castellanos, Navarros y Aragoneses, hasta que reinando en Castilla Alfonso VII, los pleitos fueron sometidos a arbitraje en 1143 por el nuncio pontificio, fallando a favor de Castilla.
Desde entonces, salvo un pequeño paréntesis en la que fue ocupada por Carlos el Malo de Navarra en 1460, La Rioja paso a estar definitivamente incorporada a la Nación Castellana.
Hasta 1833, en que se formo la provincia de Logroño, la Comarca Riojana formaba parte de Burgos y Soria. Desde esa fecha y hasta el actual estado de las autonomías, Logroño ha formado parte indiscutible de la Región histórica de Castilla La Vieja. Esto supone unos ochocientos años de historia común que alguien ha decidido obviar, supongo que considerando lo relativo de las cuestiones de espacio y tiempo en base a las teorías de Einstein.
Pero además, existe la agravante de que el territorio de la Rioja es un lugar emblemático para Castilla, pues a su incuestionable identidad castellana se une el hecho de que el Monasterio Riojano de San Millán de la Cogolla, esta considerado como la cuna de nuestra lengua castellana, uno de los símbolos más vivos y fehacientes de nuestra identidad nacional.
En el caso de Madrid, se unen la problemática que, al igual que en Logroño y Santander, planteo la formación de una Comunidad Autónoma uniprovincial sin ningún arraigo ni señas de identidad definidas, con el hecho de tener en su principal ciudad la capitalidad del Estado Español.
Madrid fue reconquistada en el año 1083 y desde entonces ha formado parte indiscutible de Castilla a pesar de la idiosincrasia que la caracteriza por ser, desde Carlos V, la capital de España.
Pero esto que muchos ven como algo diferenciador, no es sino una circunstancia administrativa que ha condicionado una participación más estrecha en la conformación del hecho nacional castellano pero que no ha modificado la característica de Madrid como provincia netamente castellana.
Si nos remontamos a la historia, tras su reconquista en el siglo XI, Madrid fue dotada de sus propios "Fueros de Villa y Tierra", rigiéndose por el Fuero castellano como correspondía al resto de territorios de Castilla La Vieja:
"En efecto, apenas ocupó el trono el Emperador D. Alonso (Alfonso VII), quando se vio en su mayor extensión este Fuero Castellano, comunicándose á quasi toda Castilla La Nueva; y empezando por su capital Toledo, quiso que todos los lugares que eran de su jurisdiccion jurasen, y firmasen esta confirmacion, que se reputó desde entónces como fuero general para todos los Partidos, ó Merindades de Castilla La Nueva.
Vierónse desde aquel dia unidos al fuero castellano, según el exemplar dado á Toledo, todos los que habiam pasado de Castilla La Vieja á habitar en Madrid, Talavera, Maqueda, y Alhamin, entónces Cabezas de Partido, y lugares de bastante consideracion"(3).
Pero incluso después de la llegada de Carlos V al trono y tras fijar en la ciudad de Madrid la Capital de la Corona de España, Madrid siguió formando parte indiscutible de la Nación Castellana desde todos los puntos de vista, pues como ya he dicho, no fue hasta el siglo XVII cuando se produjo una unificación jurídica, legislativa y administrativa de los diferentes reinos que formaban Las Españas.
A partir de entonces y hasta la configuración del actual estado de las Autonomías, Madrid ha pertenecido a la Región histórica de Castilla La Nueva.
Desde el punto de vista social y cultural, es común confundir la ciudad de Madrid con su provincia; sin embargo, sus características sociales y culturales son bien diferentes en ambos casos. Solo hace falta darse una vuelta por los pueblos y ciudades de la Serranía, La Alcarria Madrileña o la Vega del Tajo, para sentir Castilla en sus edificios, sus gentes, sus fiestas y sus costumbres.
La ciudad de Madrid es un enorme conglomerado social de diferentes culturas que corresponden a la gran variedad socio-cultural de sus habitantes y al carácter cosmopolita que es característico de una ciudad moderna y abierta. Esto dificulta el reconocimiento a simple vista de las características culturales castellanas de esta ciudad, pero no por ello significa que haya que renunciar a ellas, como han tratado de vendernos los políticos estatales, tanto desde el poder central como desde las instituciones locales y autonómicas que la gobiernan.
De hecho, esta situación se da en Ciudades tan abiertas y cosmopolitas como Barcelona, Sevilla o Bilbao y no por ello han renunciado a su identidad Catalana, Andaluza o Vasca.
Es más, el mantenimiento de las señas de identidad castellanas de Madrid sin menoscabo de la convivencia con otras culturas y etnias que habitan en ella, no haría más que enriquecer y personalizar la oferta cultural que Madrid puede dar a sus ciudadanos.
Sobre la aberración que representaría la no concepción de Madrid en el contexto de Castilla, dan buena muestra las palabras de Joseph Pérez, historiador Francés e hispanista de reconocido prestigio internacional:
"Hay zonas de España que sí saben perfectamente cuál es su identidad. Es el caso de Cataluña, pero ¿qué hacemos con Castilla? Durante los dos últimos siglos, Castilla se ha creído que era España y ahora anda dividida en dos regiones, en Castilla y León y Castilla-la mancha, lo cual no me parece bueno. Hace ya algún tiempo, la Junta de Castilla y León me pidió que escribiese un artículo sobre la importancia del erasmismo en Castilla y claro, les dije que si no podía hablar de Alcalá de Henares, eso no tenía ningún sentido".(4)
El Madrid que nos han tratado de vender los políticos estatales, es una ciudad desarraigada y fría, que se convierte para muchos de sus ciudadanos en una simple ciudad dormitorio donde acuden por necesidades de trabajo y abandonan a la más mínima ocasión, para volver a sus lugares de origen.
En el aspecto político, Madrid ha sufrido de forma muy directa, las presiones de los diferentes regímenes centralistas que han regido los destinos del Estado. Es común confundir a Madrid con España. Incluso cuando se habla de las políticas definidas por los gobiernos estatales se suele decir "la política definida desde Madrid", como si los Madrileños tuviésemos algo que decir en lo acertado o desacertado de las decisiones de los diferentes gobiernos que residen en nuestra ciudad.
Lo primero que tenían que hacer los políticos estatales, es tener un mínimo cuidado y respeto cuando hablen de Madrid y su Provincia para que los Madrileños no nos veamos influenciados por sus luchas y desmanes
En cualquier caso y a pesar de esta situación, Madrid ha mantenido vivas sus señas de identidad castellanas. Ya he dicho que de una forma clara hasta el siglo XVII pero incluso durante los siglos XVIII hasta la finalización de la 2ª República, Madrid era una parte indiscutible de Castilla. Quizás de una Castilla monopolizada excesivamente por España pero no se cuestionaban las señas de identidad castellanas de la ciudad y de la provincia.
Acontecimientos como la firma de "El Pacto Federal castellano" que se llevo a cabo durante la I República y en el que se constituía una Federación Castellana formada por las 17 Provincias históricas incluida Madrid, el tratamiento que hicieron de Castilla los intelectuales de las generaciones del 98 y del 27 y en los que consideraban inequívocamente a Madrid como parte integrante de sus diferentes reflexiones sobre nuestra tierra o incluso el orgullo de la castellanidad de Madrid que de forma tan continua reflejaba Manuel Azaña en sus diarios, son muestra de que en la mente de las gentes que habitaban y vivían esta ciudad y provincia, estaba la idea y el sentir castellanos.
Posiblemente el peor periodo de identidad castellana de Madrid, la hayamos sufrido desde la constitución de las Comunidades Autónomas.
La búsqueda desesperada de una identidad específicamente Madrileña ha llevado a verdaderas aberraciones culturales contra el pueblo de Madrid y a un ocultismo vergonzoso de la realidad socio-cultural de esta ciudad y provincia.
No tenemos más que hacer un recorrido por los libros de texto que tratan la historia de Madrid y que son la semilla de nuestros jóvenes, para darse cuenta de lo que digo. Los jóvenes Madrileños, desconocen que Madrid ha pertenecido a Castilla La Nueva hasta hace escasamente veinte años.
Se ha negado y ocultado deliberadamente, cualquier nexo histórico, cultural o social con Castilla y se ha llegado al punto de obviar el significado que se les dio a los propios símbolos autonómicos de la Comunidad. Un ejemplo esta en la información que se daba sobre el significado de la bandera, incluida la información facilitada por la propia web de la Comunidad, y en la que mencionaba tan solo la simbología de las estrellas que la componen. Por suerte, hace menos de un año, la Comunidad incluyo la información completa de este símbolo, que aunque sin contenido real para los castellanos, al menos deja claro la realidad étnica Madrileña:
"La bandera ostenta el mismo color rojo (carmesí) del escudo y por ello identifica, de forma inequívoca, su pertenencia a la Región Castellana".
A pesar de estos años especialmente duros para los castellanos de Madrid, la realidad Madrileña en este último año parece estar dando un giro prometedor hacia su reencuentro con la identidad castellana.
El resurgimiento de grupos castellanistas en el ámbito político y cultural de Madrid y especialmente, el trabajo de incesante divulgación llevado a cabo por las asociaciones culturales castellanistas englobadas en la Federación de Grupos Tradicionales de Madrid, ha ido dando como fruto el resurgimiento, en ciertos ámbitos socio-culturales Madrileños, de un deseo, cada vez mayor, de recuperar la identidad castellana de esta provincia.
Por otra parte, los políticos estatales de la Comunidad Autónoma de Madrid y de las otras dos Comunidades castellanas que limitan con ella, se están dando cuenta del error económico y estructural que supuso su separación.
Madrid se esta viendo envuelta en un colapso demográfico, económico y estructural del que ya hay muestras sobradas y cuya solución no puede pasar por mantener su aislamiento. Por otra parte, las Comunidades Castellano-leonesa y Castellano-manchega no disponen de los suficientes recursos humanos, potencial económico y peso específico en el Estado como para poder encarar por si mismas un futuro de crecimiento mínimamente prometedor.
Sin considerar otros aspectos salvo los meramente económicos, la viabilidad de estas tres comunidades por separado es más que dudosa. La viabilidad económica de una Nación e incluso de una Región, no esta en la homogeneización de su estructura productiva si no, por el contrario, en la diversidad de esta.
Se equivocaban, por lo tanto, aquellos que abogaban por la exclusión de Madrid de ambas Castillas debido a que su potencial económico podía eclipsarlas. El tiempo ha demostrado que el crecimiento de las dos Castillas sin Madrid e incluso de Madrid sin ambas Castillas, ha estado siempre por debajo de la medía nacional, tanto si expresamos ese crecimiento en PIB como en VAB.
El vivir de subvenciones sin la posibilidad o intención de definir una política económica clara a corto o medio plazo, aunque esto suponga renunciar a algunos placeres temporales, solo provoca un empobrecimiento continuo si nos comparamos con el resto del Estado.
Madrid es, actualmente, el motor económico e industrial de Castilla y renunciar a él fue un error que solo cometen los que carecen de una mínima visión de futuro.
Es un hecho cada vez más palpable, que Madrid con cerca de cuatro Millones de habitantes tiene la suficiente población, presencia internacional y acumulación de recursos como para impulsar a las dos mesetas. Estas, a su vez, suponen el área de desarrollo capaz de descongestionar Madrid y hacer efectivo su potencial
El "Consejo de Comunidades Castellanas", recientemente creado por los presidentes autonómicos de Madrid, Castilla-la mancha y Castilla-León como marco de cooperación supraautonómico que permita la realización de las necesarias políticas económicas, sociales y culturales conjuntas, no es más que un claro reconocimiento de esta situación y de las señas de identidad castellanas comunes a estas autonomías.
Este hecho, abre una puerta a la esperanza para la recuperación progresiva de la Castellanidad de Madrid e indirectamente, para el comienzo de la recuperación nacional de Castilla.
Los intentos de exclusión de parte de la Castilla Sur de la Nación Castellana.
Sobre la concepción de la Castilla de los Fueros, haré un recorrido sobre la historia de nuestros fueros que creo contribuirán a asentar la idea de la nación castellana, sin entrar a desarrollar el tema de la exclusión de ciertos territorios de la Castilla Sur que planteaba esta concepción de Castilla y que, por suerte, considero superada en la actualidad.
Creo, además, importantes estas reflexiones sobre nuestros Fueros y Leyes, porque pueden aportan más argumentos de los ya dados, sobre la idea errónea de la existencia de una identidad específica de la Comunidad Autónoma de Castilla-la mancha, apartada de la identidad castellana.
Comenzare diciendo, que tanto los defensores de la concepción de la Castilla de los fueros como los de la identidad específica castellano-manchega sobre la base de la región geográfica de la mancha, dan a estas concepciones el carácter de regional y no de nacional como es el caso que nos ocupa.
Los primeros, cometen, de inicio, un gran error al considerar a Castilla como una región, ya que, como hemos visto, Castilla tiene todos los rasgos específicos que la definen como Nación.
Los segundos, no cuestionan la existencia de la nación castellana, simplemente consideran que los rasgos geográficos de la mancha son suficientes para considerarlos una región histórica de España, obviando su pertenencia a Castilla. En este caso cometen al menos dos errores importantes de base: el primero, considerar manchegas a las cinco provincias que forman Castilla-la mancha y el segundo, obviar su pertenencia a Castilla pues con ello, están renegando de la propia comunidad autónoma que defienden, la cual lleva por nombre Castilla y por sobrenombre la mancha.
Como ya definimos en el concepto de Nación, los fueros y leyes de un pueblo son parte, aunque no única, de su identidad nacional. Estos fueros y leyes, tienen una influencia importante en otros aspectos de dicha identidad, como son sus instituciones y sus costumbres.
Por desgracia, al hablar de una concepción territorial de Castilla no podemos basarnos en la actual distribucción autonómica, ya que esta no considera a Castilla como entidad concreta del Estado.
Esto, así dicho, puede quedar como una frase más pero abre importantes interrogantes para los que nos sentimos castellanos a la hora de considerar nuestro futuro en el Estado Español.
Algún día, los padres de este estado autonómico deberían de darnos una explicación de que intereses o necesidades les hizo romper a Castilla, quitándole cualquier protagonismo mínimamente serio en el devenir del Estado, quien considero que Castilla no tenia cabida entre los pueblos de España y en base a que criterios entendieron que un Estado Autonómico equitativo, que debia de recoger la riqueza cultural y social Española, pasaba porque Castilla no estuviese representado en él.
Dicho esto y para intentar responder a la pregunta planteada, nos deberemos centrar en analizar aquellas concepciones territoriales que toman como base la existencia de Castilla.
Desde el siglo XIII hasta la entrada del estado autonómico, la concepción de Castilla no daba lugar a dudas y englobaba las Regiones Históricas de Castilla La Vieja (Santander, Logroño, Valladolid, Burgos, Avila, Palencia, Segovia y Soria), Castilla La Nueva (Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo) y el Reino de León (León, Salamanca y Zamora).
Esta concepción, denominada "La Castilla Total", ha sido comunmente aceptada a través de los siglos y cuenta con un aval histórico y socio-político importante del que carece cualquier otro tipo de concepción territorial de Castilla.
Esta concepción es, además, la defendida por los principales grupos políticos y sociales del castellanismo actual y la que con más fuerza ha llegado a nuestros días.
Sin embargo, durante el periodo inicial de transición al Estado de las Autonomías surgio una nueva concepción que algunos han denominado "La Castilla de los Fueros" y que promulgaba una Castilla constituida por aquellas zonas donde teoricamente se aplicaron Fueros Castellanos de Villa y Tierra. Esta concepción defendia un mapa de Castilla formado por la Región Histórica de Castilla La Vieja, las provincias de Madrid y Guadalajara y parte de las Provincias de Toledo y Cuenca (básicamente las zonas de estas provincias que no están dentro de la Región geográfica de La Mancha).
Esta concepción tuvo cierta fuerza en algunas provincias castellanas durante el periodo de la transición, pero actualmente puede considerarse que este movimiento ha desaparecido del marco socio-político castellano. Sin embargo, analizaremos algunos aspectos sobre los fueros castellanos que formaban la base de sus reclamaciones territoriales y que además de servirnos para conocer algo más sobre uno de nuestros aspectos nacionales mas arraigados, nos resultaran de gran interes a la hora de preguntarnos sobre la veracidad de ciertos cuestionamientos sobre la castellanidad de algunas regiones geograficas de Castilla.
Junto a la concepción de "La Castilla Total", otra concepción que esta tomando cierta fuerza es la "Leonesista" como consecuencia de las peticiones separatistas de ciertos sectores sociales y políticos, principalmente asentados en la provincia de León, y que defienden una autonomía diferenciada para el Reino de León. Esta concepción definiría, de forma indirecta, una Castilla formada por las regiones históricas de Castilla La Vieja y Castilla La Nueva y en ella existen ciertas discrepancias sobre la pertenencia de ciertas provincias como es el caso de Valladolid.
Analizando por encima estas tres concepciones territoriales manejadas en el castellanismo actual, existe una zona de Castilla que todas contemplan y que es la definida por la región histórica de Castilla La Vieja junto con las Provincias de Madrid y Guadalajara.
A pesar de ello y como consecuencia de la anormal división administrativa planteada con el estado autonómico, también se dan problemas de identidad en algunas de las provincias consideradas como inequívocamente castellanas en las tres concepciones, como es el caso de Santander, La Rioja y Madrid.
La problemática de las Comunidades uniprovinciales castellanas: Santander, La Rioja y Madrid.
El caso de Santander y La Rioja, es un problema reciente derivado de la división territorial que el Estado de las Autonomías produjo en Castilla, del aislamiento a que fueron sometidas estas provincias y del afán de los dirigentes autonómicos de las mismas por salvaguardar su supervivencia, creando señas de identidad ficticias que las hiciesen aparecer como singulares, a los ojos de sus votantes.
Además, algunas de estas señas de identidad, como el caso de Cantabria, no son sino parte de las señas de identidad del pueblo castellano.
De todos es conocido que el origen del primitivo Condado castellano, es debido en gran medida a los Cántabros que habitaban las tierras del Norte.
Dice el gran historiador Burgalés, Pérez de Urbel: "Aunque íntimamente unidos, Castilla no nace con Fernán González. Es la continuación de la antigua Cantabria que había luchado firmemente frente a Roma y frente a Toledo para conservar sus leyes, sus costumbres, su independencia y su personalidad".(2)
Consta documentalmente, que el propio territorio de la antigua ciudad de Santander fue conocido como Castiella desde los comienzos del siglo IX y en el poema de Fernán González ya se dice, refiriéndose a Cantabria, que la Montaña es " la mejor parte de Castilla".
Desde tiempos de la reconquista, la actual provincia de Santander ha formado parte de la merindad de Castilla La Vieja, rigiéndose por sus fueros y costumbres y ya en tiempos más recientes, hasta 1833 en que se creo la Provincia de Santander, esta pertenecía a Burgos y era usualmente llamada la Montaña de Burgos.
Desde la formación administrativa de Santander como Provincia hasta la actual distribución autonómica, Cantabria ha pertenecido a la Región histórica de Castilla La Vieja.
No existen, por lo tanto, ninguna identidad en más de mil años que haga de Cantabria algo ajeno a Castilla, ni siquiera su carácter geográfico peculiar al del resto de Castilla y al que algunos aluden y que como hemos visto anteriormente, no es más que la característica de una Región Geográfica castellana.
En cualquier caso y a pesar de todos los esfuerzos de la administración autonómica Cántabra por distanciarse de Castilla, hay aspectos alentadores que demuestran la ineficacia de esta política, como es la reciente encuesta de opinión realizada por el "Diario Montañés" sobre el calado de la institución autonómica en los Cántabros y en la que a la pregunta concreta sobre "Si sería partidario de la integración de Cantabria en Castilla" el 31% de los encuestados contestaron afirmativamente, sin ningún tipo de campaña a favor.
Cosa similar a lo que ocurre en Cantabria, se da en La Rioja, con el agravante de que esta no ha tenido entidad propia ni siquiera con anterioridad a la reconquista. La Rioja no aparece nombrada como tal hasta el siglo XI, haciendo mención a una comarca concreta de Castilla, cuyo nombre deriva de unos de los ríos que riegan sus tierras.
Hasta los tiempos de la reconquista, esa parte del territorio estaba incluida en la Cantabria como así lo atestiguan los estudios llevados a cabo por los historiadores Arnaldo Oihernat y Moret.
Al principio de la reconquista, el territorio que se puede considerar la actual Rioja formaba parte de la frontera oriental del Reino Astur-Leones, siendo posteriormente ocupado por Navarra hasta su recuperación definitiva para la Corona Castellana por Alfonso VI en 1095.
Por su situación geográfica fue motivo de muchas luchas entre Castellanos, Navarros y Aragoneses, hasta que reinando en Castilla Alfonso VII, los pleitos fueron sometidos a arbitraje en 1143 por el nuncio pontificio, fallando a favor de Castilla.
Desde entonces, salvo un pequeño paréntesis en la que fue ocupada por Carlos el Malo de Navarra en 1460, La Rioja paso a estar definitivamente incorporada a la Nación Castellana.
Hasta 1833, en que se formo la provincia de Logroño, la Comarca Riojana formaba parte de Burgos y Soria. Desde esa fecha y hasta el actual estado de las autonomías, Logroño ha formado parte indiscutible de la Región histórica de Castilla La Vieja. Esto supone unos ochocientos años de historia común que alguien ha decidido obviar, supongo que considerando lo relativo de las cuestiones de espacio y tiempo en base a las teorías de Einstein.
Pero además, existe la agravante de que el territorio de la Rioja es un lugar emblemático para Castilla, pues a su incuestionable identidad castellana se une el hecho de que el Monasterio Riojano de San Millán de la Cogolla, esta considerado como la cuna de nuestra lengua castellana, uno de los símbolos más vivos y fehacientes de nuestra identidad nacional.
En el caso de Madrid, se unen la problemática que, al igual que en Logroño y Santander, planteo la formación de una Comunidad Autónoma uniprovincial sin ningún arraigo ni señas de identidad definidas, con el hecho de tener en su principal ciudad la capitalidad del Estado Español.
Madrid fue reconquistada en el año 1083 y desde entonces ha formado parte indiscutible de Castilla a pesar de la idiosincrasia que la caracteriza por ser, desde Carlos V, la capital de España.
Pero esto que muchos ven como algo diferenciador, no es sino una circunstancia administrativa que ha condicionado una participación más estrecha en la conformación del hecho nacional castellano pero que no ha modificado la característica de Madrid como provincia netamente castellana.
Si nos remontamos a la historia, tras su reconquista en el siglo XI, Madrid fue dotada de sus propios "Fueros de Villa y Tierra", rigiéndose por el Fuero castellano como correspondía al resto de territorios de Castilla La Vieja:
"En efecto, apenas ocupó el trono el Emperador D. Alonso (Alfonso VII), quando se vio en su mayor extensión este Fuero Castellano, comunicándose á quasi toda Castilla La Nueva; y empezando por su capital Toledo, quiso que todos los lugares que eran de su jurisdiccion jurasen, y firmasen esta confirmacion, que se reputó desde entónces como fuero general para todos los Partidos, ó Merindades de Castilla La Nueva.
Vierónse desde aquel dia unidos al fuero castellano, según el exemplar dado á Toledo, todos los que habiam pasado de Castilla La Vieja á habitar en Madrid, Talavera, Maqueda, y Alhamin, entónces Cabezas de Partido, y lugares de bastante consideracion"(3).
Pero incluso después de la llegada de Carlos V al trono y tras fijar en la ciudad de Madrid la Capital de la Corona de España, Madrid siguió formando parte indiscutible de la Nación Castellana desde todos los puntos de vista, pues como ya he dicho, no fue hasta el siglo XVII cuando se produjo una unificación jurídica, legislativa y administrativa de los diferentes reinos que formaban Las Españas.
A partir de entonces y hasta la configuración del actual estado de las Autonomías, Madrid ha pertenecido a la Región histórica de Castilla La Nueva.
Desde el punto de vista social y cultural, es común confundir la ciudad de Madrid con su provincia; sin embargo, sus características sociales y culturales son bien diferentes en ambos casos. Solo hace falta darse una vuelta por los pueblos y ciudades de la Serranía, La Alcarria Madrileña o la Vega del Tajo, para sentir Castilla en sus edificios, sus gentes, sus fiestas y sus costumbres.
La ciudad de Madrid es un enorme conglomerado social de diferentes culturas que corresponden a la gran variedad socio-cultural de sus habitantes y al carácter cosmopolita que es característico de una ciudad moderna y abierta. Esto dificulta el reconocimiento a simple vista de las características culturales castellanas de esta ciudad, pero no por ello significa que haya que renunciar a ellas, como han tratado de vendernos los políticos estatales, tanto desde el poder central como desde las instituciones locales y autonómicas que la gobiernan.
De hecho, esta situación se da en Ciudades tan abiertas y cosmopolitas como Barcelona, Sevilla o Bilbao y no por ello han renunciado a su identidad Catalana, Andaluza o Vasca.
Es más, el mantenimiento de las señas de identidad castellanas de Madrid sin menoscabo de la convivencia con otras culturas y etnias que habitan en ella, no haría más que enriquecer y personalizar la oferta cultural que Madrid puede dar a sus ciudadanos.
Sobre la aberración que representaría la no concepción de Madrid en el contexto de Castilla, dan buena muestra las palabras de Joseph Pérez, historiador Francés e hispanista de reconocido prestigio internacional:
"Hay zonas de España que sí saben perfectamente cuál es su identidad. Es el caso de Cataluña, pero ¿qué hacemos con Castilla? Durante los dos últimos siglos, Castilla se ha creído que era España y ahora anda dividida en dos regiones, en Castilla y León y Castilla-la mancha, lo cual no me parece bueno. Hace ya algún tiempo, la Junta de Castilla y León me pidió que escribiese un artículo sobre la importancia del erasmismo en Castilla y claro, les dije que si no podía hablar de Alcalá de Henares, eso no tenía ningún sentido".(4)
El Madrid que nos han tratado de vender los políticos estatales, es una ciudad desarraigada y fría, que se convierte para muchos de sus ciudadanos en una simple ciudad dormitorio donde acuden por necesidades de trabajo y abandonan a la más mínima ocasión, para volver a sus lugares de origen.
En el aspecto político, Madrid ha sufrido de forma muy directa, las presiones de los diferentes regímenes centralistas que han regido los destinos del Estado. Es común confundir a Madrid con España. Incluso cuando se habla de las políticas definidas por los gobiernos estatales se suele decir "la política definida desde Madrid", como si los Madrileños tuviésemos algo que decir en lo acertado o desacertado de las decisiones de los diferentes gobiernos que residen en nuestra ciudad.
Lo primero que tenían que hacer los políticos estatales, es tener un mínimo cuidado y respeto cuando hablen de Madrid y su Provincia para que los Madrileños no nos veamos influenciados por sus luchas y desmanes
En cualquier caso y a pesar de esta situación, Madrid ha mantenido vivas sus señas de identidad castellanas. Ya he dicho que de una forma clara hasta el siglo XVII pero incluso durante los siglos XVIII hasta la finalización de la 2ª República, Madrid era una parte indiscutible de Castilla. Quizás de una Castilla monopolizada excesivamente por España pero no se cuestionaban las señas de identidad castellanas de la ciudad y de la provincia.
Acontecimientos como la firma de "El Pacto Federal castellano" que se llevo a cabo durante la I República y en el que se constituía una Federación Castellana formada por las 17 Provincias históricas incluida Madrid, el tratamiento que hicieron de Castilla los intelectuales de las generaciones del 98 y del 27 y en los que consideraban inequívocamente a Madrid como parte integrante de sus diferentes reflexiones sobre nuestra tierra o incluso el orgullo de la castellanidad de Madrid que de forma tan continua reflejaba Manuel Azaña en sus diarios, son muestra de que en la mente de las gentes que habitaban y vivían esta ciudad y provincia, estaba la idea y el sentir castellanos.
Posiblemente el peor periodo de identidad castellana de Madrid, la hayamos sufrido desde la constitución de las Comunidades Autónomas.
La búsqueda desesperada de una identidad específicamente Madrileña ha llevado a verdaderas aberraciones culturales contra el pueblo de Madrid y a un ocultismo vergonzoso de la realidad socio-cultural de esta ciudad y provincia.
No tenemos más que hacer un recorrido por los libros de texto que tratan la historia de Madrid y que son la semilla de nuestros jóvenes, para darse cuenta de lo que digo. Los jóvenes Madrileños, desconocen que Madrid ha pertenecido a Castilla La Nueva hasta hace escasamente veinte años.
Se ha negado y ocultado deliberadamente, cualquier nexo histórico, cultural o social con Castilla y se ha llegado al punto de obviar el significado que se les dio a los propios símbolos autonómicos de la Comunidad. Un ejemplo esta en la información que se daba sobre el significado de la bandera, incluida la información facilitada por la propia web de la Comunidad, y en la que mencionaba tan solo la simbología de las estrellas que la componen. Por suerte, hace menos de un año, la Comunidad incluyo la información completa de este símbolo, que aunque sin contenido real para los castellanos, al menos deja claro la realidad étnica Madrileña:
"La bandera ostenta el mismo color rojo (carmesí) del escudo y por ello identifica, de forma inequívoca, su pertenencia a la Región Castellana".
A pesar de estos años especialmente duros para los castellanos de Madrid, la realidad Madrileña en este último año parece estar dando un giro prometedor hacia su reencuentro con la identidad castellana.
El resurgimiento de grupos castellanistas en el ámbito político y cultural de Madrid y especialmente, el trabajo de incesante divulgación llevado a cabo por las asociaciones culturales castellanistas englobadas en la Federación de Grupos Tradicionales de Madrid, ha ido dando como fruto el resurgimiento, en ciertos ámbitos socio-culturales Madrileños, de un deseo, cada vez mayor, de recuperar la identidad castellana de esta provincia.
Por otra parte, los políticos estatales de la Comunidad Autónoma de Madrid y de las otras dos Comunidades castellanas que limitan con ella, se están dando cuenta del error económico y estructural que supuso su separación.
Madrid se esta viendo envuelta en un colapso demográfico, económico y estructural del que ya hay muestras sobradas y cuya solución no puede pasar por mantener su aislamiento. Por otra parte, las Comunidades Castellano-leonesa y Castellano-manchega no disponen de los suficientes recursos humanos, potencial económico y peso específico en el Estado como para poder encarar por si mismas un futuro de crecimiento mínimamente prometedor.
Sin considerar otros aspectos salvo los meramente económicos, la viabilidad de estas tres comunidades por separado es más que dudosa. La viabilidad económica de una Nación e incluso de una Región, no esta en la homogeneización de su estructura productiva si no, por el contrario, en la diversidad de esta.
Se equivocaban, por lo tanto, aquellos que abogaban por la exclusión de Madrid de ambas Castillas debido a que su potencial económico podía eclipsarlas. El tiempo ha demostrado que el crecimiento de las dos Castillas sin Madrid e incluso de Madrid sin ambas Castillas, ha estado siempre por debajo de la medía nacional, tanto si expresamos ese crecimiento en PIB como en VAB.
El vivir de subvenciones sin la posibilidad o intención de definir una política económica clara a corto o medio plazo, aunque esto suponga renunciar a algunos placeres temporales, solo provoca un empobrecimiento continuo si nos comparamos con el resto del Estado.
Madrid es, actualmente, el motor económico e industrial de Castilla y renunciar a él fue un error que solo cometen los que carecen de una mínima visión de futuro.
Es un hecho cada vez más palpable, que Madrid con cerca de cuatro Millones de habitantes tiene la suficiente población, presencia internacional y acumulación de recursos como para impulsar a las dos mesetas. Estas, a su vez, suponen el área de desarrollo capaz de descongestionar Madrid y hacer efectivo su potencial
El "Consejo de Comunidades Castellanas", recientemente creado por los presidentes autonómicos de Madrid, Castilla-la mancha y Castilla-León como marco de cooperación supraautonómico que permita la realización de las necesarias políticas económicas, sociales y culturales conjuntas, no es más que un claro reconocimiento de esta situación y de las señas de identidad castellanas comunes a estas autonomías.
Este hecho, abre una puerta a la esperanza para la recuperación progresiva de la Castellanidad de Madrid e indirectamente, para el comienzo de la recuperación nacional de Castilla.
Los intentos de exclusión de parte de la Castilla Sur de la Nación Castellana.
Sobre la concepción de la Castilla de los Fueros, haré un recorrido sobre la historia de nuestros fueros que creo contribuirán a asentar la idea de la nación castellana, sin entrar a desarrollar el tema de la exclusión de ciertos territorios de la Castilla Sur que planteaba esta concepción de Castilla y que, por suerte, considero superada en la actualidad.
Creo, además, importantes estas reflexiones sobre nuestros Fueros y Leyes, porque pueden aportan más argumentos de los ya dados, sobre la idea errónea de la existencia de una identidad específica de la Comunidad Autónoma de Castilla-la mancha, apartada de la identidad castellana.
Comenzare diciendo, que tanto los defensores de la concepción de la Castilla de los fueros como los de la identidad específica castellano-manchega sobre la base de la región geográfica de la mancha, dan a estas concepciones el carácter de regional y no de nacional como es el caso que nos ocupa.
Los primeros, cometen, de inicio, un gran error al considerar a Castilla como una región, ya que, como hemos visto, Castilla tiene todos los rasgos específicos que la definen como Nación.
Los segundos, no cuestionan la existencia de la nación castellana, simplemente consideran que los rasgos geográficos de la mancha son suficientes para considerarlos una región histórica de España, obviando su pertenencia a Castilla. En este caso cometen al menos dos errores importantes de base: el primero, considerar manchegas a las cinco provincias que forman Castilla-la mancha y el segundo, obviar su pertenencia a Castilla pues con ello, están renegando de la propia comunidad autónoma que defienden, la cual lleva por nombre Castilla y por sobrenombre la mancha.
Como ya definimos en el concepto de Nación, los fueros y leyes de un pueblo son parte, aunque no única, de su identidad nacional. Estos fueros y leyes, tienen una influencia importante en otros aspectos de dicha identidad, como son sus instituciones y sus costumbres.
8 sept 2010
Milicias concejiles en Castilla. Los campesinos guerreros
La historia nos demuestra a cada paso, qué la misma se vincula a la condición y momento social en el que se desarrolla. Así pues el tema que trataremos a continuación, no podría entenderse de otro modo mas que en el ámbito de una Hispania invadida por los árabes. Y que a su vez era heredera directa de un importante conjunto de tradiciones sociales germánicas, fruto de la invasión y asentamiento de los visigodos.
El gran Menéndez Pidal, ya escribió sustanciosamente sobre toda la edad media hispánica, especialmente sobre Castilla. Atribuyéndola un espíritu germánico desde su simiente, fruto de la herencia de los viejos godos, que se materializo en los nuevos godos que la dieron forma.
Una de esas tradiciones sociales, que solo se dieron en las tierras de Castilla y Leon, fueron las conocidas como Milicias concejiles.
El deber general de servir con las armas, común a todos los súbditos, fue recordado por Bermudo II aludiendo a las leyes de Wamba. Repetido en el Fuero de León (1020) y aceptado como obligación o precepto.
Es decir, mientras la casi totalidad de Europa sucumbía en regímenes feudales. Que separaban por ley al campesino del noble, y a los mismos de los caballeros o infantería profesional. En la España cristiana de los reinos de Castilla y Leon, los nobles y reyes ponían a los campesinos al servicio del ejercito. Y es que en la Castilla de los siglos IX al XI, el campesino gozaba de un regimen de semi libertad. Regimen que le permitia trabajar la tierra de su señor, a la vez que portar armas y participar en incursiones de saqueo en las fronteras enemigas.
Incursiones de saqueo a las que el campesino libre de Castilla, tenia derecho de pertenencias. Es decir, el noble o rey dejaba que los milicianos al saquear nuevas tierras, se quedaran con el botin; grano, cerdos, vacas, armas, ropas, oro, joyas... Los grandes señores unicamente estaban interesados en las tierras. Tierras que a su vez eran entregadas a los campesinos, para que estos las trabajaran y protegieran a cambio de un sistema de semi propiedad compartida.
Eso fueron las milicias de los concejos. Grupos de campesinos armados cada uno como podía, defendiendo una tierra fronteriza que les daba sustento. Alentados en no pocas ocasiones por los nobles y reyes, para que desgastaran al enemigo con incursiones bajo la promesa del saqueo.
El origen de las mismas, tendríamos que buscarlo según Raimundo Menghello, doctor de estudios medievales de la universidad de Salamanca. En los grupos armados germanos previos a las grandes invasiones de los siglos IV y V. Por tradición los hombres libres debían acudir a la guerra ante el llamado de su rey.
Tradición ésta, que llegó a España con los visigodos, y que sobreviviría como otras tantas tradiciones cuando los nobles del norte se asentaron en Hispania.
Sociologicamente, los nobles seguían siendo nobles pertenecientes a grandes familias. Pero el pueblo, precisamente por esa tradición germánica de hombres semilibres. No era esclavo de la nobleza, pudiendo llegado el caso a ser hombres nobles, por cargos o títulos de guerra. Portando nomenclaturas tales como “caballero villanos”. Es decir; caballeros que no pertenecían a la sangre noble, pero que ostentaban los títulos y armas por meritos de contienda contra enemigos.
Paradójicamente, encontraremos un paralelismo de las milicias concejiles, con la sociedad escandinava de los siglos IIX y IX. Sociedades donde hombres libres podían portar armas, uniéndose sí así lo deseaban a incursiones de saqueo con el afán de conseguir tierras, y riquezas. Tradiciones a su vez que se remontarían a las viejas gefolges germánicas, las cuales por el aislamiento de Escandinavia, tampoco sucumbieron en esos tiempos, a la Europa feudal.
La autonomía que disponían las milicias concejiles en Castilla, era de una total y absoluta libertad. Según nos cuenta el propio Raimundo Menghello, las milicias acudían al campo de batalla portando sus propios estandartes, armas, mandos de guerra, y formaciones militares. Dándose la paradoja de ver campesinos mal armados (noveles), al lado de auténticos caballeros o guerreros bien armados (veteranos), formando en la misma línea de escudos. Lo que nos da a entender, que realmente las milicias no obedecían a una estructura militar, como si lo hacían los ejércitos reales, mercenarios o tropas profesionales. Sino que cada cual arrendaba lo que podía, y sobrevivía como podía. Realmente algo muy “vikingo”, ya que sus ejércitos tampoco obedecían a ningún rigor uniformado, siendo al igual que los milicianos, hombres que vivían del saqueo, y que habían obtenido sus armas, precisamente fruto del ataque y saqueo de tierras fronterizas. Unos por el mar, los otros por las sierras y valles de esa Castilla condal.
Rueda Solar Editorial
El gran Menéndez Pidal, ya escribió sustanciosamente sobre toda la edad media hispánica, especialmente sobre Castilla. Atribuyéndola un espíritu germánico desde su simiente, fruto de la herencia de los viejos godos, que se materializo en los nuevos godos que la dieron forma.
Una de esas tradiciones sociales, que solo se dieron en las tierras de Castilla y Leon, fueron las conocidas como Milicias concejiles.
El deber general de servir con las armas, común a todos los súbditos, fue recordado por Bermudo II aludiendo a las leyes de Wamba. Repetido en el Fuero de León (1020) y aceptado como obligación o precepto.
Es decir, mientras la casi totalidad de Europa sucumbía en regímenes feudales. Que separaban por ley al campesino del noble, y a los mismos de los caballeros o infantería profesional. En la España cristiana de los reinos de Castilla y Leon, los nobles y reyes ponían a los campesinos al servicio del ejercito. Y es que en la Castilla de los siglos IX al XI, el campesino gozaba de un regimen de semi libertad. Regimen que le permitia trabajar la tierra de su señor, a la vez que portar armas y participar en incursiones de saqueo en las fronteras enemigas.
Incursiones de saqueo a las que el campesino libre de Castilla, tenia derecho de pertenencias. Es decir, el noble o rey dejaba que los milicianos al saquear nuevas tierras, se quedaran con el botin; grano, cerdos, vacas, armas, ropas, oro, joyas... Los grandes señores unicamente estaban interesados en las tierras. Tierras que a su vez eran entregadas a los campesinos, para que estos las trabajaran y protegieran a cambio de un sistema de semi propiedad compartida.
Eso fueron las milicias de los concejos. Grupos de campesinos armados cada uno como podía, defendiendo una tierra fronteriza que les daba sustento. Alentados en no pocas ocasiones por los nobles y reyes, para que desgastaran al enemigo con incursiones bajo la promesa del saqueo.
El origen de las mismas, tendríamos que buscarlo según Raimundo Menghello, doctor de estudios medievales de la universidad de Salamanca. En los grupos armados germanos previos a las grandes invasiones de los siglos IV y V. Por tradición los hombres libres debían acudir a la guerra ante el llamado de su rey.
Tradición ésta, que llegó a España con los visigodos, y que sobreviviría como otras tantas tradiciones cuando los nobles del norte se asentaron en Hispania.
Sociologicamente, los nobles seguían siendo nobles pertenecientes a grandes familias. Pero el pueblo, precisamente por esa tradición germánica de hombres semilibres. No era esclavo de la nobleza, pudiendo llegado el caso a ser hombres nobles, por cargos o títulos de guerra. Portando nomenclaturas tales como “caballero villanos”. Es decir; caballeros que no pertenecían a la sangre noble, pero que ostentaban los títulos y armas por meritos de contienda contra enemigos.
Paradójicamente, encontraremos un paralelismo de las milicias concejiles, con la sociedad escandinava de los siglos IIX y IX. Sociedades donde hombres libres podían portar armas, uniéndose sí así lo deseaban a incursiones de saqueo con el afán de conseguir tierras, y riquezas. Tradiciones a su vez que se remontarían a las viejas gefolges germánicas, las cuales por el aislamiento de Escandinavia, tampoco sucumbieron en esos tiempos, a la Europa feudal.
La autonomía que disponían las milicias concejiles en Castilla, era de una total y absoluta libertad. Según nos cuenta el propio Raimundo Menghello, las milicias acudían al campo de batalla portando sus propios estandartes, armas, mandos de guerra, y formaciones militares. Dándose la paradoja de ver campesinos mal armados (noveles), al lado de auténticos caballeros o guerreros bien armados (veteranos), formando en la misma línea de escudos. Lo que nos da a entender, que realmente las milicias no obedecían a una estructura militar, como si lo hacían los ejércitos reales, mercenarios o tropas profesionales. Sino que cada cual arrendaba lo que podía, y sobrevivía como podía. Realmente algo muy “vikingo”, ya que sus ejércitos tampoco obedecían a ningún rigor uniformado, siendo al igual que los milicianos, hombres que vivían del saqueo, y que habían obtenido sus armas, precisamente fruto del ataque y saqueo de tierras fronterizas. Unos por el mar, los otros por las sierras y valles de esa Castilla condal.
Rueda Solar Editorial
28 ago 2010
El hecho nacional castellano, III
INTRODUCCIÓN AL HECHO NACIONAL CASTELLANO.
Definidos estos conceptos, que considero básicos para centrar el tema que vamos a tratar, no quisiera vagar en el tiempo buscando en la historia justificaciones del porque Castilla es una Nación en el conglomerado de pueblos de España.
Creo que la propia definición de Nación que se ha dado en el punto anterior, deja pocas dudas a la hora de considerar a Castilla dentro de este termino.
Castilla contiene todos los rasgos específicos de una Nación:
Existe un idioma propio, el castellano.
Tiene un aval histórico importantísimo, reconocido internacionalmente.
Ha sido Estado y Nación antes que Región,
Hasta fechas recientes, ha tenido sus propias leyes, fueros, instituciones y costumbres, algunas de las cuales aún perduran en nuestros tiempos tanto en la forma de hacer de sus gentes y pueblos como en la propia legislación actual, caso de los Concejos Abiertos.
Tiene una amplísima gama de folclore y tradiciones autóctonas, que con diferentes matices regionales, se dan en la totalidad del territorio castellano.
Posee manifestaciones culturales específicamente propias en todos y cada uno de los campos de la cultura: arquitectura, escultura, pintura o literatura. Además, estas manifestaciones culturales son reconocidas a nivel mundial por su relevancia e influencia en el devenir cultural Europeo.
Otra cosa es que la actual situación de Castilla, conceptualmente inexistente en el Estado Español, secularmente cuestionada como entidad nacional, tradicionalmente manipulada en sus propias señas de identidad y territorialmente dividida en comunidades autónomas ficticias sin ningún peso social, político, cultural o económico en el Estado, nos obligue a preguntarnos ¿qué entendemos por Castilla?.
La respuesta a esta pregunta, lleva pareja la respuesta a muchos de los problemas de identidad que actualmente padece la nación castellana.
Además, estos problemas de identidad territorial son una parte importante de un problema aún mayor que se da en la nación castellana y que es la falta de una conciencia global de querer ser y vivir como pueblo y que, como hemos visto, es una característica primordial en la concepción de una nación.
Definidos estos conceptos, que considero básicos para centrar el tema que vamos a tratar, no quisiera vagar en el tiempo buscando en la historia justificaciones del porque Castilla es una Nación en el conglomerado de pueblos de España.
Creo que la propia definición de Nación que se ha dado en el punto anterior, deja pocas dudas a la hora de considerar a Castilla dentro de este termino.
Castilla contiene todos los rasgos específicos de una Nación:
Existe un idioma propio, el castellano.
Tiene un aval histórico importantísimo, reconocido internacionalmente.
Ha sido Estado y Nación antes que Región,
Hasta fechas recientes, ha tenido sus propias leyes, fueros, instituciones y costumbres, algunas de las cuales aún perduran en nuestros tiempos tanto en la forma de hacer de sus gentes y pueblos como en la propia legislación actual, caso de los Concejos Abiertos.
Tiene una amplísima gama de folclore y tradiciones autóctonas, que con diferentes matices regionales, se dan en la totalidad del territorio castellano.
Posee manifestaciones culturales específicamente propias en todos y cada uno de los campos de la cultura: arquitectura, escultura, pintura o literatura. Además, estas manifestaciones culturales son reconocidas a nivel mundial por su relevancia e influencia en el devenir cultural Europeo.
Otra cosa es que la actual situación de Castilla, conceptualmente inexistente en el Estado Español, secularmente cuestionada como entidad nacional, tradicionalmente manipulada en sus propias señas de identidad y territorialmente dividida en comunidades autónomas ficticias sin ningún peso social, político, cultural o económico en el Estado, nos obligue a preguntarnos ¿qué entendemos por Castilla?.
La respuesta a esta pregunta, lleva pareja la respuesta a muchos de los problemas de identidad que actualmente padece la nación castellana.
Además, estos problemas de identidad territorial son una parte importante de un problema aún mayor que se da en la nación castellana y que es la falta de una conciencia global de querer ser y vivir como pueblo y que, como hemos visto, es una característica primordial en la concepción de una nación.
25 ago 2010
El hecho nacional castellano, II
REGIÓN, NACIÓN Y ESTADO
Como primer paso para poder desarrollar algunos aspectos del hecho nacional castellano, creo necesario reflexionar brevemente sobre ciertos conceptos básicos que no por ser sobradamente oídos, dejan de tener múltiples interpretaciones que a veces hacen que no sepamos muy bien de lo que estamos hablando.
Muy a menudo, los medios de comunicación y hasta los propios políticos, no sé si de forma consciente o no, confunden los términos sobre los que están hablando cuando hacen referencia a los conceptos de Región, Nación o Estado, llevándonos a una situación de absoluto confusionismo.
El termino Región, puede tener dos afecciones lingüísticas dependiendo de si hablamos de Región Geográfica o Región Histórica.
Por Región Geográfica, podemos entender la parte de un territorio determinada por unas características especificas en cuanto a clima, topografía y/o economía. La Región Geográfica, no define una entidad jurídica propia como tal, puesto que estamos hablando de unas características geográficas particulares y no de unos aspectos lingüísticos, históricos, culturales, institucionales o jurídicos propios, que la diferencien de un ente superior como es la Nación.
Por Región Histórica, podemos entender la parte de un territorio que, al margen de su geografía, se identifica por una serie de acontecimientos históricos y políticos decisivos para el desarrollo conceptual de una Nación.
Las Regiones forman parte de la pluralidad geográfica, histórica, cultural y política inherentes a una Nación.
A modo de ejemplo, podemos considerar como Regiones Históricas de Castilla a las Regiones Históricas de Castilla La Nueva, Castilla La Vieja y el antiguo Reino de León, aunque este último, con importantes connotaciones históricas y políticas que es necesario contemplar en el contexto Castellano.
Son Regiones Geográficas de Castilla: La Mancha, La Alcarria, La Sagra, Tierra de Campos, La Jara y un largo etcétera. De ahí, el sin sentido que se da en la designación de la Comunidad de Castilla-la mancha, al identificar esa zona con una sola de sus Regiones geográficas. De igual forma podría haberse denominado Castilla-la alcarria o Castilla-la sagra. Claro que el problema esta ya en la propia constitución de semejante Comunidad Autónoma, la cual pierde todo su significado como Región histórica, al haber separado de ella la Provincia de Madrid.
Si recurrimos al diccionario, nos encontramos con que el termino de Nación, se aplica a un conjunto de individuos que tienen un mismo origen étnico(10) y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. A esto podemos añadir el concepto de territorialidad; es decir, dicho conjunto de individuos esta definido sobre un territorio concreto delimitado históricamente, aunque este concepto suele ir unido más a la necesidad de delimitación humana que a los propios rasgos definitorios de la Nación.
Este concepto de nación, comúnmente aceptado, es el que se conoce como "modelo Eslavo". Sin embargo; en el siglo XIX, surgió un concepto de nación, denominado "modelo Liberal", el cual interpone a las características del modelo anterior, la "Voluntad de ser un común"; es decir, la conciencia de los individuos que forman la nación para querer serlo.
Sin entrar a analizar estas dos concepciones clásicas y haciendo una síntesis de las mismas, podemos entender por Nación, el conjunto de individuos que tienen una serie de características afines concretadas en la lengua, la cultura, la historia, las instituciones, las tradiciones y el temperamento, unidos a una conciencia de querer ser y vivir como pueblo y que lo definen más allá de sus características regionales, tanto geográficas como históricas.
En este sentido, la propia Constitución Española de 1978 reconoce la existencia de Naciones dentro de España al establecer en el articulo segundo de su título preliminar que "...reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las NACIONALIDADES y regiones que la integran....".
La nacionalidad es un termino inherente al concepto de nación. Nadie tiene una nacionalidad sino pertenece a una nación y por lo tanto, la existencia de nacionalidades en el Estado esta implicando expresamente la existencia de las naciones que las soportan.
Otra cuestión es el valor jurídico que pueda tener esta afirmación ya que la ambigüedad y dualidad terminológica que utiliza la propia constitución, fundamentándose en la unidad, sin perjuicio de reconocer la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran la nación española, es una mera concesión semántica carente de traducción efectiva en el plano jurídico.
Sin embrago, la propia Constitución es un paso intermedio e importante entre el modelo estructural Estado-Nación, unitario y centralizado, impuesto en España y en Europa a partir de la Revolución Francesa y el modelo de Estado Federal clásico, y que es lo que se ha venido en llamar Estado unitario Regional.
Además, la propia Constitución evita conscientemente, definir el estado por ella dibujado como regional o Federal e igualmente elude la terminología convencional a la hora de dar nombre a las partes que componen el Estado, denominándolas de forma no comprometida: Comunidades Autónomas.
Esta indefinición es vista por los catedráticos García de Enterria y Ramón Fernández, como una puerta abierta para recorrer el camino que permita "...salvar la distancia entre el Estado-Nación, unitario y centralizado, que es el punto de partida, y el Estado plurinacional, que constituye la meta de llegada....".(1)
El modelo estructural que plantea la constitución para llevar a cabo este camino es, por lo tanto, flexible, lo que facilita las cosas desde el punto de vista político, aunque haga más difícil su interpretación desde el punto de vista jurídico, al no ser posible encuadrar el modelo plasmado por la Constitución en ninguno de los modelos dogmáticos convencionales de Estado.
En cualquier caso, lo cierto es que la propia Constitución reconoce de forma tajante la existencia de Naciones en el Estado Español aunque deje para más adelante la forma de articular esta existencia y no entiendo, el rechazo que los propios políticos estatales y muchos ciudadanos españoles, plantean a dicha existencia.
Además, la existencia de naciones en España, la plurinacionalidad española, es un hecho reconocido secularmente y que, tratado de forma correcta, debe ser un hecho enriquecedor para el Estado más que un empobrecimiento del mismo, como algunos nos tratan de vender.
Llegados a este punto entramos en el concepto de Estado, como la más alta organización jurídica que regula las relaciones de una comunidad nacional y de las comunidades nacionales que lo componen, entre sí.
Puede que un estado este constituido por una sola nación o por un conjunto de ellas, que es lo que denominamos Estado plurinacional.
No hay que confundir, por lo tanto, los conceptos de nación y estado ya que el segundo es un ente de mayor rango jurídico, administrativo y legislativo que el primero y los límites territoriales del estado no tienen porque coincidir con los de alguna de las naciones que lo forman.
Por otra parte, el estado es una organización más plural y conceptualmente, más enriquecedora pues aglutina las capacidades y las riquezas culturales, tradicionales, lingüísticas e institucionales de las diferentes nacionalidades que lo forman.
También es una organización más compleja, pero eso no tiene que ser una traba sino más bien un reto, para la capacidad de articulación y convivencia humanas.
Como primer paso para poder desarrollar algunos aspectos del hecho nacional castellano, creo necesario reflexionar brevemente sobre ciertos conceptos básicos que no por ser sobradamente oídos, dejan de tener múltiples interpretaciones que a veces hacen que no sepamos muy bien de lo que estamos hablando.
Muy a menudo, los medios de comunicación y hasta los propios políticos, no sé si de forma consciente o no, confunden los términos sobre los que están hablando cuando hacen referencia a los conceptos de Región, Nación o Estado, llevándonos a una situación de absoluto confusionismo.
El termino Región, puede tener dos afecciones lingüísticas dependiendo de si hablamos de Región Geográfica o Región Histórica.
Por Región Geográfica, podemos entender la parte de un territorio determinada por unas características especificas en cuanto a clima, topografía y/o economía. La Región Geográfica, no define una entidad jurídica propia como tal, puesto que estamos hablando de unas características geográficas particulares y no de unos aspectos lingüísticos, históricos, culturales, institucionales o jurídicos propios, que la diferencien de un ente superior como es la Nación.
Por Región Histórica, podemos entender la parte de un territorio que, al margen de su geografía, se identifica por una serie de acontecimientos históricos y políticos decisivos para el desarrollo conceptual de una Nación.
Las Regiones forman parte de la pluralidad geográfica, histórica, cultural y política inherentes a una Nación.
A modo de ejemplo, podemos considerar como Regiones Históricas de Castilla a las Regiones Históricas de Castilla La Nueva, Castilla La Vieja y el antiguo Reino de León, aunque este último, con importantes connotaciones históricas y políticas que es necesario contemplar en el contexto Castellano.
Son Regiones Geográficas de Castilla: La Mancha, La Alcarria, La Sagra, Tierra de Campos, La Jara y un largo etcétera. De ahí, el sin sentido que se da en la designación de la Comunidad de Castilla-la mancha, al identificar esa zona con una sola de sus Regiones geográficas. De igual forma podría haberse denominado Castilla-la alcarria o Castilla-la sagra. Claro que el problema esta ya en la propia constitución de semejante Comunidad Autónoma, la cual pierde todo su significado como Región histórica, al haber separado de ella la Provincia de Madrid.
Si recurrimos al diccionario, nos encontramos con que el termino de Nación, se aplica a un conjunto de individuos que tienen un mismo origen étnico(10) y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. A esto podemos añadir el concepto de territorialidad; es decir, dicho conjunto de individuos esta definido sobre un territorio concreto delimitado históricamente, aunque este concepto suele ir unido más a la necesidad de delimitación humana que a los propios rasgos definitorios de la Nación.
Este concepto de nación, comúnmente aceptado, es el que se conoce como "modelo Eslavo". Sin embargo; en el siglo XIX, surgió un concepto de nación, denominado "modelo Liberal", el cual interpone a las características del modelo anterior, la "Voluntad de ser un común"; es decir, la conciencia de los individuos que forman la nación para querer serlo.
Sin entrar a analizar estas dos concepciones clásicas y haciendo una síntesis de las mismas, podemos entender por Nación, el conjunto de individuos que tienen una serie de características afines concretadas en la lengua, la cultura, la historia, las instituciones, las tradiciones y el temperamento, unidos a una conciencia de querer ser y vivir como pueblo y que lo definen más allá de sus características regionales, tanto geográficas como históricas.
En este sentido, la propia Constitución Española de 1978 reconoce la existencia de Naciones dentro de España al establecer en el articulo segundo de su título preliminar que "...reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las NACIONALIDADES y regiones que la integran....".
La nacionalidad es un termino inherente al concepto de nación. Nadie tiene una nacionalidad sino pertenece a una nación y por lo tanto, la existencia de nacionalidades en el Estado esta implicando expresamente la existencia de las naciones que las soportan.
Otra cuestión es el valor jurídico que pueda tener esta afirmación ya que la ambigüedad y dualidad terminológica que utiliza la propia constitución, fundamentándose en la unidad, sin perjuicio de reconocer la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran la nación española, es una mera concesión semántica carente de traducción efectiva en el plano jurídico.
Sin embrago, la propia Constitución es un paso intermedio e importante entre el modelo estructural Estado-Nación, unitario y centralizado, impuesto en España y en Europa a partir de la Revolución Francesa y el modelo de Estado Federal clásico, y que es lo que se ha venido en llamar Estado unitario Regional.
Además, la propia Constitución evita conscientemente, definir el estado por ella dibujado como regional o Federal e igualmente elude la terminología convencional a la hora de dar nombre a las partes que componen el Estado, denominándolas de forma no comprometida: Comunidades Autónomas.
Esta indefinición es vista por los catedráticos García de Enterria y Ramón Fernández, como una puerta abierta para recorrer el camino que permita "...salvar la distancia entre el Estado-Nación, unitario y centralizado, que es el punto de partida, y el Estado plurinacional, que constituye la meta de llegada....".(1)
El modelo estructural que plantea la constitución para llevar a cabo este camino es, por lo tanto, flexible, lo que facilita las cosas desde el punto de vista político, aunque haga más difícil su interpretación desde el punto de vista jurídico, al no ser posible encuadrar el modelo plasmado por la Constitución en ninguno de los modelos dogmáticos convencionales de Estado.
En cualquier caso, lo cierto es que la propia Constitución reconoce de forma tajante la existencia de Naciones en el Estado Español aunque deje para más adelante la forma de articular esta existencia y no entiendo, el rechazo que los propios políticos estatales y muchos ciudadanos españoles, plantean a dicha existencia.
Además, la existencia de naciones en España, la plurinacionalidad española, es un hecho reconocido secularmente y que, tratado de forma correcta, debe ser un hecho enriquecedor para el Estado más que un empobrecimiento del mismo, como algunos nos tratan de vender.
Llegados a este punto entramos en el concepto de Estado, como la más alta organización jurídica que regula las relaciones de una comunidad nacional y de las comunidades nacionales que lo componen, entre sí.
Puede que un estado este constituido por una sola nación o por un conjunto de ellas, que es lo que denominamos Estado plurinacional.
No hay que confundir, por lo tanto, los conceptos de nación y estado ya que el segundo es un ente de mayor rango jurídico, administrativo y legislativo que el primero y los límites territoriales del estado no tienen porque coincidir con los de alguna de las naciones que lo forman.
Por otra parte, el estado es una organización más plural y conceptualmente, más enriquecedora pues aglutina las capacidades y las riquezas culturales, tradicionales, lingüísticas e institucionales de las diferentes nacionalidades que lo forman.
También es una organización más compleja, pero eso no tiene que ser una traba sino más bien un reto, para la capacidad de articulación y convivencia humanas.
24 ago 2010
El hecho nacional castellano, I
ASPECTOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y SOCIALES PARA EL DEBATE SOBRE EL HECHO NACIONAL CASTELLANO
Javier Benedit. Coordinador TC-PNC Madrid
INTRODUCCIÓN
A estas alturas del devenir histórico y socio-político Español, parece preocupante y hasta deprimente, tener que estar dando una justificación de la existencia del hecho nacional castellano.
Parece ser, como es, que la nueva configuración del Estado de las Autonomías ha tendido a ordenar muchos conceptos y situaciones sobre la pluralidad de España que eran obvios pero que los acontecimientos de estos últimos cinco siglos y en especial, los cuarenta años de dictadura vividos en el Estado, se habían encargado de ocultar y por cierto, con bastante éxito.
Sin embargo, esta tendencia de reconocimiento de la pluralidad española, aceptada y, hasta cierto punto, regularizada en otros pueblos del Estado, ha sido y es en Castilla, una tarea aún pendiente.
La existencia de la Nación Castellana, es algo sobradamente documentado a lo largo del tiempo y no solo por cronistas, etnólogos, historiadores, juristas y sociólogos castellanos y españoles; sino y lo que parece más importante, documentado y aceptado en el contexto Europeo y Mundial.
No hay que olvidar que Castilla fue Estado soberano y Nación antes que región Española y antes que "la nada" en la que actualmente parece verse envuelta. A esto se añade que no fue un Estado y una Nación cualquiera sino uno de los baluartes más importantes en el devenir cultural, social y económico Europeo y con el que había que contar en la alta política Mundial.
Esta característica de Estado Soberano, le da a Castilla la suficiente entidad para que no debiera haber dudas sobre la existencia de una Nación Castellana. Además, Castilla fue estado soberano desde el siglo X hasta la llegada de Carlos V, el siglo XV, con el que paso, junto al resto de reinos hispanos, a ser una Nación dentro de la Corona Española, conservando sus propias características etnológicas, leyes, instituciones y tributos hasta el siglo XVII en el que, con el reinado de Felipe IV, se unificaron los fueros y tributos de los diferentes Reinos que formaban "Las Españas".
Quiero decir con esto, que para identificar la raíz de la identidad nacional castellana en el Estado Español, tenemos que remontarnos tres siglos atrás y no a épocas ancestrales en las que la identificación de ciertas características etnológicas tribales, permitan formar la base sobre la que desarrollar un hecho nacional.
Esto, que es perfectamente legitimo, no deja de ser al menos sorprendente cuando hablamos de la actual configuración plurinacional de España basada en el desarrollo de los estatutos de autonomía, del papel que a Castilla le ha tocado jugar en este marco y de las muchas dudas que se plantean, al considerar la existencia de la Nación Castellana dentro del contexto plurinacional del Estado.
Esta situación de no reconocimiento de la realidad historica, cultural y social del pueblo castellano, ha derivando en una preocupante marginación cultural, económica y política respecto del resto de pueblos del estado que esta suponiendo un atentado contra la propia supervivencia de castilla y no tiene otra raiz que una penosa e interesada utilización de Castilla y el pueblo castellano por parte de la clase política e intelectual del estado Español.
En cualquier caso y si bien es cierto que la postura que España ha tenido hacia Castilla ha propiciado la situación de involución en la que se encuentra nuestra tierra, no es menos cierto que la propia postura que la mayoría de los castellanos hemos tenido hacia nuestra tierra y nuestra cultura ha sido un factor determinante de dicha involución.
La insumisión que ha mostrado el pueblo castellano en ciertos periodos de su historia y la falta de aprecio y orgullo hacia su propia cultura, ha convertido a Castilla en un mero comparsa de su propia existencia.
La Castilla actual territorialmente dividida, culturalmente inexistente, económicamente perdida y demográficamente agonizante, necesita de un debate socio-político intenso y urgente que analice su situación, dé posibilidades reales de solución a sus problemas y provoque una movilización de sus diferentes capas sociales, concienciandolas en la necesidad de trabajar en conjunto para que la sociedad castellana retome su papel de protagonista de su propia existencia y sin el cual, los hombres y mujeres que vivimos en Castilla tendremos un futuro incierto, especialmente en la España del siglo XXI que se esta configurando.
Los acontecimientos producidos a raíz de las pasadas elecciones del 13 de Junio, donde por primera vez un partido que defiende abiertamente la identidad nacional de Castilla ha entrado en el contexto Institucional Español, han venido a dar cierta luz a muchos de los interrogantes que se planteaban sobre el futuro de Castilla y demuestran que a pesar de la conciencia de muchos políticos y ciudadanos del Estado Español, la realidad nacional castellana aún esta viva.
Este es, posiblemente, el hecho más fehaciente de la existencia actual del hecho nacional castellano, el que da respuesta a muchas de las incertidumbres planteadas y el que abre unas puertas, hasta ahora inexistentes, para el pleno desarrollo de la Nación Castellana dentro del contexto del Estado Plurinacional Español.
21 ago 2010
El estado artístico popular
Una política de utopías es un desastre, pero una política sin ninguna utopía es muy triste.
Si pretendiéramos lanzar el mensaje de que el único problema que hay, o el más urgente, es lograr el renacimiento artístico del pueblo, estaría siendo utopista y olvidaría los ,problemas apremiantes de corrupción, paro y dominio financiero que forman la columna principal del sistema que nos domina.
Hay que solucionar los fundamentos, hay que eliminar el poder de la finanza, lo que a la postre sería el fin del paro y de una concepción 'utilista' de la mano de obra, o sea de la mercantilización del trabajo, su consideración como un 'producto' más, que debe asumir las leyes del mercado.
Eliminando el poder de la finanza acabaríamos con la Idea del Mercado Unico Mundial, lo que liquidaría las tensiones de dumping social e inmigración masiva, en fin... sin duda los problemas de una reforma económica radical son la base de nuestra posición, y sin esta base no podremos edificar ni un ladrillo sano.
Pero ¿de que serviría arreglar los fundamentos si después construimos encima un choza infecta?. Si vamos a solucionar los problemas de base para luego ir al chauvinismo nacionalista, la guerra o el militarismo, la dictadura o la represión, el conservadurismo o el fundamentalismo religioso... para todo esto es mejor incluso quedarse como estamos.
El Nacionalsocialismo tiene un objetivo final: el Estado Artístico.
Si le dijéramos a un comunista cual es su utopía sin duda nos hablaría de un Estado donde todos fueran iguales, los bienes fueran comunes, y en el que cada cual pudiera hacer su vida comunitaria sin preocupaciones económicas. Una cierta anarquía liberal bajo una economía igualitaria.
Si lo hablamos con un demócrata, su objetivo es el liberalismo, una mundo de personas que cada cual hace lo que quiera, respetándose mutuamente, en continuo progreso tanto material como de ejercicio de la libertad . Todo lo más los socialdemocratas añadirían una llamada a una cierta igualdad relativa, sin grandes diferencias, y un mundialismo de todo este entorno, o sea la extensión de este mundo feliz al mundo entero.
Pero desde luego ni comunistas ni demócratas tienen una visión artística del mundo. El Arte es una opción personal, dentro de la libertad de opciones, para el liberalismo.
EL ETERNO RETORNO A LA REALIDAD
Desde los más remotos tiempos de la Historia de la Humanidad ha habido siempre una lucha constate entre las 'visiones mágicas' de las cosas y las interpretaciones 'realistas'.
Cuando los Hititas efectuaban las primeras espadas de hierro no hacían mágia sino aplicaban la realidad, creían en un 'hecho'. En ese mismo momento Egipto levantaba pirámides, bajo la 'magia' de una creencia en otra vida posterior, apoyándose en una incipiente geometría.
Creo que estos dos ejemplo, contemporáneos en el tiempo, expresan muy bien los pros y contras de ambas visiones.
La creencia en una realidad palpable y moldeable ha sido siempre el eje de grandes avances y de acciones muy definidas en la Historia. Pero la 'magia' ha contribuido grandemente a enriquecer el Arte y los sentimientos.
Durante los primeros siglos de la Humanidad, y mucho más tarde en los pueblos no indoeuropeos, el sentimiento 'mágico' mantuvo la llamada 'espiritualidad', separada completamente de la realidad y el empirismo. El culto a la muerte y su 'magia', las supersticiones y el miedo (llámese religioso o no) han sido la fuente de casi todas las manifestaciones 'inteligentes' y elevadas de los pueblos no arios, e incluso la de los indoeuropeos durante muchos siglos.
Grecia fue el primer punto del mundo en el que el conocimiento empírico, científico, se hizo global, y alcanzó la categoría de 'arte', de base 'espiritual'.
Los pensadores griegos, y lo más importante, la estructura social de las ciudades griegas, fueron el primer encuentro entre ciencia y 'esencia', de forma que por primera vez el filósofo griego no buscaba 'utilidad' inmediata en su pensamiento, sino 'placer intelectual', o sea elevación humana mediante la búsqueda de la Verdad.
Si para Pitágoras aun existía un elemento mágico en la matemática, en Euclides esto ya desaparece, en las ciencias griegas maduras el sentimiento de Verdad, de Conocimiento, de investigación 'gratuita' (o sea sin instigación mágica alguna, por el mero placer o utilidad) se hace normal. Y en especial Grecia descubre los primeros científicos 'por placer', sin necesidades económicas, sin utilismo práctico detrás. Investigaciones teóricas sobre los números o las Ciencias Naturales, la lógica y la gramática y la moral, la Medicina incluso, no como profesión sino como búsqueda de realidad, se inician en Grecia de forma clara. Quizás antes hubo algunos destellos de este sentido científico ,de esa búsqueda de la Verdad Natural sin intromisión mágica, pero fue pequeño. En Grecia se hace un hecho social y personal de clara realidad.
Incluso el Arte en Grecia se despega del uso mágico, ya no está al servicio de la expresión de una Idea Mágica, sino que se centra en la Belleza, en la Naturalidad Humana. El Arte griego es un homenaje al Hombre, sin más.
A lo que haces referenacia es a la ruptura entre dos visiones del universo, opuestas y complementarias a la vez, el gran error de esta sociedad, el terrible error de Occidente sobre todo es el abandono de una de ellas, que es el Mythos, y en Grecia esto se representaba mediante el "Arete" la excelencia, la perfeccion en donde el griego se desarrolaba en su "Polis" mediante la "Paideia", la educacion recibida, la Polis era una creacion de toda una comunidad, que aportatba su educacion para la conformacion del arete de cada individuo, y esa arete era una mezcla de Mythos y Logos, pero esto cambio con el auge de las ciencias logicas, con el afianzamiento de Aristoteles como educador, de su tradicion se desprenden todas las ramas del saber logistico, dejando en el olvido a Mythos, que es otra forma de conocimiento, donde la "Poeisis" el obrar artistico es el que habala y es en esta clave en el que hay que leer este lado del conocimiento, donde tambien tiene su lugar la religion, en su meta de servir de union entre lo divino y lo humano, lo que seria el circulo del retorno, esta sociedad vive en Logos, en su lenguaje y los resultados estan a la vista, quienes son los responsables de esto? lean la historia con un poco de mente abierta, vean los nombres detras de cada revolucion, detras de cada Reforma religiosa, detras de cada Concilio, detras de cada accionar cientifico, y veran.
Si pretendiéramos lanzar el mensaje de que el único problema que hay, o el más urgente, es lograr el renacimiento artístico del pueblo, estaría siendo utopista y olvidaría los ,problemas apremiantes de corrupción, paro y dominio financiero que forman la columna principal del sistema que nos domina.
Hay que solucionar los fundamentos, hay que eliminar el poder de la finanza, lo que a la postre sería el fin del paro y de una concepción 'utilista' de la mano de obra, o sea de la mercantilización del trabajo, su consideración como un 'producto' más, que debe asumir las leyes del mercado.
Eliminando el poder de la finanza acabaríamos con la Idea del Mercado Unico Mundial, lo que liquidaría las tensiones de dumping social e inmigración masiva, en fin... sin duda los problemas de una reforma económica radical son la base de nuestra posición, y sin esta base no podremos edificar ni un ladrillo sano.
Pero ¿de que serviría arreglar los fundamentos si después construimos encima un choza infecta?. Si vamos a solucionar los problemas de base para luego ir al chauvinismo nacionalista, la guerra o el militarismo, la dictadura o la represión, el conservadurismo o el fundamentalismo religioso... para todo esto es mejor incluso quedarse como estamos.
El Nacionalsocialismo tiene un objetivo final: el Estado Artístico.
Si le dijéramos a un comunista cual es su utopía sin duda nos hablaría de un Estado donde todos fueran iguales, los bienes fueran comunes, y en el que cada cual pudiera hacer su vida comunitaria sin preocupaciones económicas. Una cierta anarquía liberal bajo una economía igualitaria.
Si lo hablamos con un demócrata, su objetivo es el liberalismo, una mundo de personas que cada cual hace lo que quiera, respetándose mutuamente, en continuo progreso tanto material como de ejercicio de la libertad . Todo lo más los socialdemocratas añadirían una llamada a una cierta igualdad relativa, sin grandes diferencias, y un mundialismo de todo este entorno, o sea la extensión de este mundo feliz al mundo entero.
Pero desde luego ni comunistas ni demócratas tienen una visión artística del mundo. El Arte es una opción personal, dentro de la libertad de opciones, para el liberalismo.
EL ETERNO RETORNO A LA REALIDAD
Desde los más remotos tiempos de la Historia de la Humanidad ha habido siempre una lucha constate entre las 'visiones mágicas' de las cosas y las interpretaciones 'realistas'.
Cuando los Hititas efectuaban las primeras espadas de hierro no hacían mágia sino aplicaban la realidad, creían en un 'hecho'. En ese mismo momento Egipto levantaba pirámides, bajo la 'magia' de una creencia en otra vida posterior, apoyándose en una incipiente geometría.
Creo que estos dos ejemplo, contemporáneos en el tiempo, expresan muy bien los pros y contras de ambas visiones.
La creencia en una realidad palpable y moldeable ha sido siempre el eje de grandes avances y de acciones muy definidas en la Historia. Pero la 'magia' ha contribuido grandemente a enriquecer el Arte y los sentimientos.
Durante los primeros siglos de la Humanidad, y mucho más tarde en los pueblos no indoeuropeos, el sentimiento 'mágico' mantuvo la llamada 'espiritualidad', separada completamente de la realidad y el empirismo. El culto a la muerte y su 'magia', las supersticiones y el miedo (llámese religioso o no) han sido la fuente de casi todas las manifestaciones 'inteligentes' y elevadas de los pueblos no arios, e incluso la de los indoeuropeos durante muchos siglos.
Grecia fue el primer punto del mundo en el que el conocimiento empírico, científico, se hizo global, y alcanzó la categoría de 'arte', de base 'espiritual'.
Los pensadores griegos, y lo más importante, la estructura social de las ciudades griegas, fueron el primer encuentro entre ciencia y 'esencia', de forma que por primera vez el filósofo griego no buscaba 'utilidad' inmediata en su pensamiento, sino 'placer intelectual', o sea elevación humana mediante la búsqueda de la Verdad.
Si para Pitágoras aun existía un elemento mágico en la matemática, en Euclides esto ya desaparece, en las ciencias griegas maduras el sentimiento de Verdad, de Conocimiento, de investigación 'gratuita' (o sea sin instigación mágica alguna, por el mero placer o utilidad) se hace normal. Y en especial Grecia descubre los primeros científicos 'por placer', sin necesidades económicas, sin utilismo práctico detrás. Investigaciones teóricas sobre los números o las Ciencias Naturales, la lógica y la gramática y la moral, la Medicina incluso, no como profesión sino como búsqueda de realidad, se inician en Grecia de forma clara. Quizás antes hubo algunos destellos de este sentido científico ,de esa búsqueda de la Verdad Natural sin intromisión mágica, pero fue pequeño. En Grecia se hace un hecho social y personal de clara realidad.
Incluso el Arte en Grecia se despega del uso mágico, ya no está al servicio de la expresión de una Idea Mágica, sino que se centra en la Belleza, en la Naturalidad Humana. El Arte griego es un homenaje al Hombre, sin más.
A lo que haces referenacia es a la ruptura entre dos visiones del universo, opuestas y complementarias a la vez, el gran error de esta sociedad, el terrible error de Occidente sobre todo es el abandono de una de ellas, que es el Mythos, y en Grecia esto se representaba mediante el "Arete" la excelencia, la perfeccion en donde el griego se desarrolaba en su "Polis" mediante la "Paideia", la educacion recibida, la Polis era una creacion de toda una comunidad, que aportatba su educacion para la conformacion del arete de cada individuo, y esa arete era una mezcla de Mythos y Logos, pero esto cambio con el auge de las ciencias logicas, con el afianzamiento de Aristoteles como educador, de su tradicion se desprenden todas las ramas del saber logistico, dejando en el olvido a Mythos, que es otra forma de conocimiento, donde la "Poeisis" el obrar artistico es el que habala y es en esta clave en el que hay que leer este lado del conocimiento, donde tambien tiene su lugar la religion, en su meta de servir de union entre lo divino y lo humano, lo que seria el circulo del retorno, esta sociedad vive en Logos, en su lenguaje y los resultados estan a la vista, quienes son los responsables de esto? lean la historia con un poco de mente abierta, vean los nombres detras de cada revolucion, detras de cada Reforma religiosa, detras de cada Concilio, detras de cada accionar cientifico, y veran.
1 ago 2010
Comarcalización, ¿Una solución para Castilla?
Las comarcas siempre han sido la forma de organización de las tierras castellanas desde los lejanos tiempos de la reconquista hasta la división provincial (totalmente arbitraria) de mediados del S. XIX. Dentro de esas comarcas, que tras la división provincial siguieron existiendo pero sin peso político, la provincia de Toledo, por ejemplo, cuenta con varias, como pueden ser La Jara, La Sagra, La Mancha o Los Montes de Toledo.
Tras la Constitución de 1.978, en la que se articula la división administrativa del Estado en Comunidades Autónomas y la aprobación por las Cortes Generales del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, se plantea la cuestión del encaje legal de las Comarcas. La Constitución no cita expresamente a las comarcas en ninguno de los artículos sobre la organización territorial de Estado, aunque dos preceptos, los artículos 141.3 y 152.3, se refieren a ellas sin nombrarlas.
En cuanto al Estatuto de Autonomía, en su artículo 29.2 dice textualmente:
"a. Reconocer la comarca dentro de cada provincia como entidad con personalidad jurídica y demarcación propia.
b. Reconocer el hecho de comunidades supranacionales, tales como las de Villa y Tierra, el Señorío de Molina y análogas."
La cosa está clara, se reconocen las comarcas pero sólo dentro de cada provincia. Como todos sabemos, la comarca de Los Montes de Toledo incluye a varias localidades que en la división provincial quedaron encuadradas en la provincia de Ciudad Real. Y la comarca de La Mancha se encuentra repartida por cuatro provincias: Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete.
Dado el carácter castellano de nuestra tierra, he querido comparar esta situación con la descrita en el Estatuto de Autonomía de nuestra Comunidad hermana del norte, Castilla y León. En este caso, la cita textual es la siguiente, en su artículo 25.3:
"Mediante ley de las Cortes de Castilla y León, podrá regularse con carácter general la organización y funcionamiento de las comarcas.
Por las correspondientes leyes de las Cortes de Castilla y León, específicas para cada supuesto, se podrán reconocer Comarcas, mediante la agrupación de municipios limítrofes, atendiendo al informe previo de los municipios afectados y a sus características geográficas, económicas, sociales e históricas, para la gestión en común de sus servicios o la colaboración en el ejercicio de sus competencias."
Este artículo del Estatuto es mucho más concreto y exacto que el del Estatuto de Castilla-La Mancha. No sólo reconoce las comarcas, sino que posibilita el que estas puedan regularse mediante Ley. En base a este artículo del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en 1.991, mediante Ley 1/1991 de 15 de Marzo, se crea y regula la Comarca de El Bierzo, única que ha accedido a su regulación hasta el momento.
También, en el Estatuto de Autonomía de La Rioja (tierra tan castellana que a ella debemos el origen de nuestra lengua, el castellano), aparece en el artículo 5.2 una cita bastante clara al respecto:
"Una Ley del Parlamento podrá reconocer la comarca como entidad local con personalidad jurídica y demarcación propia. La comarca no supondrá, necesariamente, la supresión de los municipios que la integran."
Y también el Estatuto de Autonomía de Cantabria, en su artículo 2 dice, textualmente (es curiosa la exactitud entre los artículos de Cantabria y de La Rioja):
"Una Ley del Parlamento podrá reconocer la comarca como entidad local con personalidad jurídica y demarcación propia. La comarca no supondrá, necesariamente, la supresión de los municipios que la integran."
Pues bien, de las cinco comunidades que surgieron de la anterior existencia de Castilla La Vieja y Castilla La Nueva, cuatro (todas menos Madrid) reconocen la existencia de las comarcas como entidades con entidad propia, aunque posiblemente sea Castilla-La Mancha la que hace un reconocimiento más somero y la única que no cita expresamente que una Ley posterior podrá desarrollar la existencia "real" (más bien sería legal) de las comarcas. Bien. Vamos a dar un paso más en la búsqueda de regulación legal para nuestras comarcas. Para desarrollar las posibilidades que ofrecen los distintos Estatutos, con el paso de los años se han ido creando leyes para regular las distintas entidades locales. En principio, podríamos pensar que estas leyes, en el caso de Castilla-La Mancha, han regulado lo que en el Estatuto era sólo un reconocimiento, sin más. Pero no es así.
La Ley 3/91, de 14 de Marzo, de Entidades Locales de Castilla-La Mancha, no hace mención alguna a la figura de las Comarcas. Sólo regula, por encima de los municipios, sobre las Mancomunidades.
En el caso de Castilla y León, la Ley 1/1998, de 4 de Junio, de Régimen Local de Castilla y León, contempla, en base al Estatuto de Autonomía, la existencia de las Comarcas.
Una vez más, "nuestra" Administración regional se olvida de las Comarcas, mientras que la Administración regional de Castilla y León vuelve a ponerse por delante de nosotros, al menos en teoría, en cuanto a la Comarcalización.
¿Y los partidos políticos, tienen alguna propuesta de futuro sobre las comarcas? Ni el programa electoral del PP, ni el del PSOE, hacen la más mínima referencia a las comarcas castellanas. Es más, buscando en las páginas webs de estos partidos no aparecen citas sobre comarcalización o sobre la importancia de las comarcas en ninguna de ellas. Izquierda Unida, sin embargo, sí apuesta por el fortalecimiento de las comarcas, aunque mezclando "en el mismo saco" a las mancomunidades y a las áreas metropolitanas. Sólo hay un partido que apuesta clara y directamente por las comarcas (y así se puede ver tanto en su programa político como en su web) y es Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano y, aunque la mayor implantación de este grupo político está en Castilla y León, ya va apareciendo con mayor fuerza en algunas zonas de Castilla-La Mancha.
Bueno, pues tras el repaso anterior a la Ley actual y las alternativas de futuro que preconizan los distintos partidos políticos, está claro que la existencia de la Comarca de Los Montes de Toledo (por poner un ejemplo del Sur de Castilla) como una entidad con personalidad jurídica queda bastante lejos, al menos mientras los dos partidos mayoritarios sean los únicos con posibilidades de gobernar la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. A los hechos me remito.
Toledano
26 jul 2010
23 jun 2010
El paso del fuego; Un ritual de los celtas
En la noche de San Juan (Solsticio de Verano), en la localidad soriana de las tierras altas, mas concretamente en el pueblo de Pedro De Manrique. Tiene lugar uno de los festejos mas ancestrales, desconocidos y curiosos de toda la península ibérica.
Dicho ritual es conocido con el nombre de; El paso del fuego.
Antes de las doce, el público del graderío se prepara, ante el fuerte calor que despide la alfombra roja, para asistir a esta celebración arcaica que se ejecuta hacia poniente y que los expertos señalan como ritual iniciático o medio para lograr la inmortalidad a través de la hoguera purificadora. Sea como fuere, el Paso del Fuego es uno de los momentos más emocionantes del calendario festivo más allá de las fronteras provinciales.
El paso del fuego consiste como ya hemos adivinado, en atravesar una alfombra de brasas, ardiendo al rojo vivo. La dificultad llega al realizarse este ritual de valentía por un hombre o joven descalzo, sumándole en algunos casos el peso de una doncella a sus espaldas.
Todo parece indicar que este ritual procede de la herencia directa de los pueblos celtas en la provincia de Soria. En la noche del fuego, los viejos pobladores de la Castilla indoeuropea pre románica, rendían honor a sus dioses tribales mediante el ritual. Mostrando así su valentía al caminar descalzos sobre las brasas al rojo en la noche del solsticio. Posiblemente mezclando así una fusión de simbolismos; por un lado la valentía de sus guerreros, y por otro la purificación de estos al atravesar el fuego.
La imagen idílica y épica, de cientos de guerreros celtas armados con sus escudos y espadas entorno a unas brasas. Golpeando y gritando con sus armas ante el caminar de uno de ellos venciendo al miedo, y consiguiendo la admiración de sus compatriotas tribales. No distaría mucho de una realidad, si pudiéramos retroceder 2000 años a las tierras altas de esta provincia.
Al mismo tiempo que los hombres se preparan para el paso del fuego. Las mozas se preparan para el ritual de las mondidas. Cuentan que estas muchachas de vestido blanco y un extraño cesto en la cabeza con flores de pan y largas varitas de harina y azafrán (arbujuelo) son el recuerdo de la abolición del Tributo de las Cien Doncellas tras la derrota musulmana: dicen también que no son sino la encarnación de las antiguas sacerdotisas celtíberas... Son algunas de las tesis, infinitas, que giran en torno a una fiesta antigua y espléndida en Tierras Altas.
22 jun 2010
15 jun 2010
La espada y el espiritu germánico en la Castilla medieval
En numerosos artículos hemos visto, como las tradiciones de los antiguos pueblos germánicos, sobrevivieron al paso del tiempo llegando hasta la edad media castellana. Hace unos días, leímos como la tradición de nombrar la espada era propia de los pueblos nórdicos. Y hoy nuevamente profundizaremos minimamente en este concepto, para unirlo con una tradición ancestral herética y pagana.
Según describe el historiador romano Amiano Marcelino:
“.. A la manera barbara, clavan una espada desenvainada en el suelo y la veneran como su dios guerrero”
. Así cuenta el historiador, una vieja tradición de los Alanos. Pueblo este procedente de las estepas del actual Irán, y que estaba emparentado con los sarmatas. No confundamos!, el Alano era un pueblo indoeuropeo y de características arias puras. El propio Amiano Marcelino, los describe en sus historias; como un pueblo de gran estatura, cabellera rubia y ojos claros. Estos guerreros, llegaron a España junto a los vándalos con los cuales hacia ya años que compartían y Vivian aventuras. Hasta tal punto había sido así, que otro escritor romano, nos describe la imposibilidad a simple vista de diferenciar vándalos de alanos. Esto nos hace pensar, que bien por la mezcla propia de culturas y absorción de las mismas, o bien por similitud cultural nativa propia. El Alano era básicamente germano en tradiciones y costumbres, a lo que habría que sumarle su actitud física indo germánica, muy alejada del latino de esa época. Estos bárbaros entraron con una tradición herética en Hispania, sus dioses no procedían de las nuevas corrientes ideológicas cercanas al cristianismo o catolicismo. El guerrero alano era pagano, aun rendía culto a dioses indoeuropeos. Y aun siendo muy aventurado, podría asegurar que sus dioses eran los mismos que los vándalos arcanos. Y es llegados a este punto, donde nos centraremos en una de sus tradiciones, el culto a la espada. Como ya hemos leído mas arriba en boca del propio historiador Amiano Marcelino, el Alano rendía culto al dios de la guerra, cuyo espíritu vivía en la espada.
Algunos años antes, en los bosques cercanos al Mar Negro, los godos ancestrales y paganos, rendían culto a un dios de la guerra cuya epigrafía era una espada clavada en la tierra. Así al menos lo describe Ana Maria Jiménez en sus estudios sobre el cantar de Waltario. Jordanes, nos habla de un dios Tius /Tiwaz al cual esos mismos godos rendían culto por medio de una espada hincada en la tierra, pues su espíritu vivía en las armas nobles de los guerreros godos. No pocos autores y estudiosos antiguos, apuntan a Tiwaz como el dios origen padre de todos los germanos. Tius seria el dios de la luz, el dios del orden, el juez que guía.. con razón las reuniones de hombres libres vikingas eran conocidas como all thin.,Y a esas mismas reuniones cientos de años antes, los romanos las denominaron como Mars thingsus, algo así como asamblea del dios Marte o bajo la vigilia de Marte, es decir del dios Tius. Pero regresemos al godo... como ya hemos visto y nos cuenta Jordanes, durante su etapa en el mar Negro, estos bárbaros rendían culto a una espada clavada en la tierra, una espada que seria el orden, la guía, la justicia, la piedad.. una espada que representaría el irminsul, el orden cósmico. Ciertamente algo muy relacionado con un dios padre origen del pueblo, y el cual representaría algo así como la justicia divina. No se conoce muy bien por que razón, el dios Wotan / Guton fue tomando importancia y desterró a Tius a un segundo lugar. Pero la superstición de la espada continuo en la impronta del germanismo. así pues los vándalos, los alanos los vikingos y los alamanis, continuaron pensando que en sus armas nobles, vivían espíritus de la batalla. Por eso los alanos en el 409 seguían clavando sus armas en el suelo de hispania antes de entrar en batalla, por que seguían implorando a uno de sus dioses indoeuropeos la victoria.
Otra tradición que nos da testimonio de la importancia que tenia la espada para el germano, era el juramento de honor. Se conoce que en tiempos de paz, los caudillos germánicos realizaban una ceremonia de juramento sobre sus espadas. Así pues a Vitrodoro, hijo de Viduario, se le exige por parte de los vencedores, como prueba del compromiso de su palabra, no la entrega de sus hijos en rehenes, sino la seguridad de su honor mediante la ceremonia de la espada
(..) sacaron las espadas, que ellos veneran como divinas y juraron que iban a ser leales a la palabra (..).
El antiguo bárbaro, jura su palabra ante un dios.. o ante un espirito poderoso, capaz de darle la victoria o de concederle la derrota en la vida. De ahí que era casi mas importante jurar sobre su espada, la cual estaba viva para el antiguo godo, vándalo o alano, que sobre cualquier otra forma de fidelidad.
El tiempo paso, y los germanos llegaron a España, aun cuando arrianos casi todos ellos, muchas tradiciones paganas, siguieron formando parte de sus tradiciones folklóricas antropológicas como pueblo. Así pues la saga pan gótica de Waltario, muestra en edad muy tardía una lucha espiritual y simbólica entre el paganismo y el arrianismo, mediante la humanización de sus dioses y costumbres. En la época de la reconquista, Pelayo el godo, fue nombrado como rey de Asturias, con un ritual germánico, alzándole como caudillo militar sobre un escudo. Tradición típicamente nórdica ancestral.
Olegario de las Heras, nos describe otra tradición germánica entre los caballeros de Castilla
(..) Ruy Díaz ha salido de Valencia junto a sus gentes de armas. Se dirige al encuentro de Alfonso, rey de Castilla. Cuando ambos hombres de divisan, Rodrigo se adelanta junto a quince de sus caballeros y descabalga. El Poema narra la escena que se desarrolla a continuación: «...el que en buen ora nadó; / los inojos e las manos en tierra los fincó / las yerbas del campo a dientes las tomó» (1). El gesto ritual germánico que ejecuta Rodrigo Díaz, un gesto de aceptación de la superioridad jerárquica del monarca, es comprendido y celebrado por todos los presentes. Un caballero germano reconocía como su señor a un rey germano ante una corte germana y una Gefolge de guerreros germanos que regresaban del exilio. Visigodos. Tales eran y por tales se tenían. (..)
Llegados a este punto, podemos entender como de una forma notable, en la Castilla medieval los descendientes de esos antiguos godos, aun eran fieles a sus tradiciones y costumbres antropológicas. Y esto me hace recordar los escritos de la revista “Creer y Combatir” para los SS de los cuerpos populares alemanes – El pueblo Alemán y la raza nórdica -:
(..) Pero hay que confesar que el carácter del individuo es más determinante que
el color de los cabellos. El individuo pertenece para lo esencial a una raza cuyas virtudes profesa por la acción. (..)
El espíritu nórdico, el espirito ario se manifiesta genéticamente en la conducta antropológica heredada de nuestra sangre por tradiciones. No es tan determinante pensar si los caballeros medievales eran o no nórdicos racialmente, puesto que el caballero medieval castellano era nórdico en tradición y espíritu. Y para ese caballero medieval, el culto a la espada seguía estando presente de forma notable. Un caso es el de Osorio Díaz uno de los aristócratas nobles del reino, el cual concedió en agradecimiento una espada a uno de sus caballeros. Cuenta la historia que este caballero en una de las refriegas perdió el arma de su señor, por lo cual para compensar la ofensa se vio obligado a entregar la villa de Mao en Galicia. Es conocido que todo caballero que se preciara en la Castilla medieval, ponía nombre a sus armas, siguiendo una vez mas una tradición que se remontaba a las viejas gefolges germánicas. Esos mismos caballeros antes de una batalla contra el infiel, se arrodillaba con su espada desenvainada, y clavándola en el cielo rezaba a Dios. ¿No recuerda esta imagen mucho a la del viejo alano rezando al dios de los barbaros? ¿O al ancestral godo del mar Negro rezando a su Irminsul – Tius?. Habían transcurrido cientos de años, pero en su esencia genética, en su tradición antropológica como pueblo, el caballero Castellano, leones o aragonés, seguía siendo espiritualmente germánico y pagano. Desperta Ferro!!!! Gritaban esos guerreros de elite que fueron los Almogavares. En sus gritos despertaban al espíritu del hierro, el alma de sus espadas. Nuevamente seguían una tradición espiritual unida con esas tribus germánicas que golpeaban sus escudos con las armas, como llamando en los brumosos bosques a deidades y espíritus antes de una batalla. Toda la esencia espiritual de esos pueblos, aun vive en nuestra memoria genética, y en parte estamos unidos con esa memoria por medio de la sangre blanca y el espíritu nórdico. Mas de dos mil años no han conseguido aniquilar de nosotros esa impronta ancestral. Hoy en día el multiculturalismo y la globalización intentan una vez mas destruir y despojarnos de nuestra identidad. Por eso hoy mas que nunca, el hombre blanco ha de encontrar la llamada de lo hiperbóreo en su sangre, y regresar al espirito nórdico, el cual aun vive en nuestras costumbres y tradiciones. Tenemos que regresar al ideal del viejo castellano medieval, el cual valoraba la sangre “pura” de su estirpe, llamando castellano viejo a todo el hombre noble de raza. Las tradiciones germánicas entre los hispanos, no solo no murieron con la cristianización de estos, si no que perduraron hasta la edad media como parte de sus tradiciones y costumbres antropológicas. Y hoy en día es nuestra necesidad recuperar esas tradiciones, identidad y espíritu para unirnos en alma y mente con el ario.
7 jun 2010
Diego Laínez, el padre del cid
Infanzón de Vivar, Burgos. Supuesto descendiente de Laín Calvo, uno de los hipotéticos dos Jueces de Castilla y descendiente de la estirpe de Diego Porcelos, repoblador de Burgos.
Casado con Teresa Rodríguez, hija del conde de Oviedo Rodrigo Álvarez de Amaya e hija de una hija ilegítima del Rey de León. Con ella engendraría a Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador. Fuera del matrimonio, con una campesina tuvo a Fernando Díaz, quien se casaría con una hija de Martín Antolínez, vasallo de El Cid que se enfrentó y venció a Diego González, infante de Carrión. El padre del Cid, tuvo que luchar contra las tropas del Rey de Navarra que se acercaban casi hasta el Oriente del Valle del Ubierna, a la muerte de Sancho III el mayor. Sin duda el padre del Cid viviría en un asentamiento fronterizo y tenía una numerosa mesnada para sostener la cual tenía que disponer de pastos, agua, molinos, etc.
2 jun 2010
Territorialidad
Este mapa es un mapa político actual representativo por el cual luchamos con el objetivo de unir las 5 "CC.AA" castellanas , actualmente separadas por el estado liberal-masón español, a partir de ahí, con referendos incluidos está predefinido un mapa donde se establece la cultura y étnologia castellana a largo plazo. Ejemplo:
Aquí se incluyen zonas de las actuales provincias de Caceres (Valle del jerte hasta plasencia), la frontera con Jaén y de la provincia de Murcia la línea de Caravaca de la cruz hasta Yecla, a parte de la comarca castellana de Utiel-Requena.
También se daría entrada en Galiza a las comarcas de El Bierzo y Sanabría.
28 may 2010
26 may 2010
Cantár de los Infantes de Lara
...
"Beso la cabeça con lagrimas e pusola en su lugar
e la de Gonçalo Gonçalez su fijo el menor fue tomar,
m
-Fijo Gonçalo Gonçalez, a vos amava mas vuestra madre.
Las vuestras buenas mañas ¿qui las podria contare?:
buen amigo para amigos e para señor leale;
conosçedor de derecho. amavades lo judgar;
en armas esforçado, a los vuestros franquear,
alançador de tablado nunca omne lo vido tale;
con dueñas e donzellas sabiades muy bien fablar
e davades las vuestras donas muy de voluntad
donde erades mas amado que otro cavallero de prestar
meester avia agudo si la primera non levase.
Los que me temian por vos, enemigos seran,
aunque yo torne a Lara, nunca valdre un pan:
non he pariente ni amigo que me pueda vengar:
¡mas me valdria la muerte que esta vida tal!
E en esto comediendo, amortescido se ha,
la cabeça de las manos sobre las otras se le cae,
quando cayo en tierra de si no sabia parte.
23 may 2010
Camino de la lengua
Déjate guiar por las localidades castellanas que han marcado hitos en nuestro idioma
CAMINO DE LA LENGUA CASTELLANA:
San Millán de la Cogolla
Santo Domingo de Silos
Valladolid
Salamanca
Ávila
Alcalá de Henares
http://www.caminodelalengua.com/
CAMINO DE LA LENGUA CASTELLANA:
San Millán de la Cogolla
Santo Domingo de Silos
Valladolid
Salamanca
Ávila
Alcalá de Henares
http://www.caminodelalengua.com/
18 may 2010
La religión de los antiguos godos
En la moderna historiografía, el cristianismo entre los godos antes del año 376 es tratado con tan poco interés, como fue por los romanos contemporáneos, quien se centraron en la brillante y particular vestimenta que portaban los sacerdotes y sacerdotisas Odinistas Godas ,sobre las imágenes de los Dioses del pueblo godo y como éstos adornaban sus santuarios de culto, sobre las imágenes de los Dioses llevados en procesión sobre un carro por todo el territorio y sus cuadrigas sagradas conducidas por Ciervos. Los intentos de conversión has sido considerados tan solo como iniciativas aisladas y solas se podrían haber dado entre prisioneros capturados a los romanos. Los restos de la población romana local, {1-166.} Y entre los Godos de los estratos sociales más bajos. Los arqueólogos, están llegando mas lejos, buscando en las tumbas Godas, la clase de evidencia material que antes de 376 es extremadamente rara, incluso en los extremos más exteriores de la frontera con el imperio romano.
Sin embargo, ciertos aspectos de los lugares de enterramiento situados, no pueden ser explicados por el creciente aumentos de la estratificaci ón social ocurrida en la sociedad Goda del siglo IV. En el curso del siglo IV, la comida pagana y las bebidas oferentes en los rituales religiosos, fueron cada vez mas escasas, en muchas tumbas de la época fueron notables sus ausencias, consecuentemente unido a estos detalles a la vez que pasaba el tiempo había mas y mas tumbas alineadas en la dirección Oeste-Este, y solo contenían artículos de ropa. Las manos de los difuntos están dispuestas sobre su pecho, una costumbre que fue adoptada al final del imperio romano a lo largo de la región del Danubio, esto es una reminiscencia de los cultos orientales que se difundieron a través del la parte oriental del imperio, aunque no sabemos si tienen que ver algo con el culto arriano, posiblemente se debió a una influencia del Mitraismo que fue con más la religión mas común dentro de las legiones romanas, incluso los enterramientos cristianos no se sustrajeron a ésta práctica inusual dentro de la Iglesia.
Habiendo sufrido las derrotas a manos de los romanos en 367 y 369, Athanarico comenzó su campaña de re-Odinización del pueblo Godo. El que ésta campaña tuviera lugar, indica por sí misma el alcance que tenía la penetración del cristianismo dentro de la estructura social Goda.
Entre 369 y 372, la casta guerrera Goda, unidos a sus aliados de otras tribus germánicas, como los Hérulos, mayoritariamente y resto de componentes Escitas, comenzaron una campaña para detener la agresión cristiana al pueblo Godo. Como resultado de la misma se produjeron incendios de iglesias y exilios temporales, de las personas más reticentes.
Los pocos grupos cristianos consistían en prisioneros de guerra romanos y grupos de godos indigentes, que fueron susceptibles al nefasto proselitismo cristiano, que calaba siempre sobre los grupos sociales más bajos. Hubo nombres godos en los das campos de los cristianos represaliados por esta traición a su pueblo, tanto de la secta católica como arriana. Los llamados “martwre” –mártires- fueron los máximos jerarcas de la Iglesia, tanto católica, como arriana y algún comerciante convertido a esta religiones. Sin embargo esta proporción bajaba en el ejército y la nobleza germánica., personas que solo estuvieron presentes de una manera extremadamente débil en las primeras comunidades cristianas, al contrario que en los otros pueblos germánicos, donde la nobleza fue la primera que se pasó a la religión de la intolerancia...
Después del año 332 como consecuencia de la poderosa derrota inflingida par Constantino el Grande, y el tratado de paz posterior una sucesión de misiones religiosas fueron enviadas a los Godos .Esto incluía {1-167.} a los católicos (Eytikes), Sectarios (Audius) y arrianos (Wulfila), es obvio que la misión arriana, fue la que mas éxito tuvo a la hora de convertirlos a fe del desierto y ejerció mas influencia dentro de la sociedad goda. Su contribución histórica más importante es la traducción al idioma Godo de la Biblia, a través del griego.
Los Obispos hicieron su aparición (aipiskaupu): Wulfila, Godda, (cuyo nombre que proviene de gudja, significa sacerdote), junto con otros cuyos nombres no han sobrevivido hasta nuestros días
Los sermones (gahanseins) de los misioneros-predicadores (merjands), fueron dejando su fruto: Comunidades monásticas e iglesias fueron fundadas, así como “casas de Dios” (gudhus: guth = ‘Dios’, hus = ‘Casa’), fueron erigidas al final de este periodo, la quema de incienso (thoimiama) formaba parte fundamental del ritual oficiado por aquella época. La congregación estuvo dirigida por un diácono (diakanus) y el presbítero (praizbwtairei).Varios términos del lenguaje godo fueron aplicados a los clérigos cristianos (gudjinassus). Los Papas podrían haber designado presbíteros o un joven sacerdote, los sacerdotes comunes fueron designados como “hombre sagrado” (weiha) u “hombre de dios” (gudja). Toda clase de iglesias deberían haber sido erigidas en los territorios de la nación goda. Es conocido que al principio, los servicios religiosos fueron mantenidos en carpas provisionales de madera y cubiertas de piel de bestias, y que durante la campaña anti-cristiana de Athanarico todas las iglesias fueron quemadas,tanto las primitivas como las que estaban mas asentadas después del año 350.
Es de suponer que la acción de las misiones, dentro del pueblo Godo no cayera en saco roto y se produjeran un cierto número de conversiones al cristianismo. En el curso de la primera ola de persecución, in 347-348, muchos cristianos, tanto hombres, como mujeres fueron conminados a rechazar la fe extraña (‘multorum servorum et ancillarum Cristi gloriosum martirium)
Auxentius 75, 27.
Wulfila mismo fue obligado a abandonar Gotia con un gran grupo de seguidores (‘cum grandi populi confessorum)
Auxentius 75, 29.
Tanto fué así que los descendientes de esta comunidad, sus descendientes constituyeron una comunidad religiosa en Moesia, en el siglo VI.
La campaña pagana de Athanarico estuvo salpicada por tensiones políticas domesticas, pero no llegaron a todas los rincones del imperio Godo. S e dio el singular caso, en el verano de 378, el arriano Fritigerno pudo despachar a un presbítero cristiano:
Ammianus Marcellinus, Rerum gestarum, 31: 12, 8., como embajador al emperador Valente.
Para arrojar luz a todo esto, es difícil entender por que, hasta que ahora, recientemente, investigadores han descartado reiteradamente las posibilidades que por el siglo IV vivieran en Gotia una razonable cantidad Godos cristianos, perteneciendo a varias sectas, católicos, arrianos, etc. Existe una hipótesis, que en el tratado de federación con el imperio Romano en 382, una de sus cláusulas, era que los Godos pasaran a se nominalmente cristianos, una vez se encontraran dentro de los limes del imperio romano. Lo que sí fue seguro, fue que en el 390 que la Iglesia Romana declaró a los Godos como”herejes arrianos”. Esto es confirmado por el hecho que una parte considerable de los Godos que invadieron el Imperio en 376 eran cristianos arrianos.
Los objetos de culto devocionales— Un Cuenco de bronce, un brazalete, también de bronce y un monograma de bronce de Cristo con una inscripción votiva, descubiertos en 1775 en el remoto valle de Beretalom—deben haber estado cerca de una iglesia.
Juzgando por la forma del donarium, todo este tesoro debería haber estado escondido durante la campaña anticristiana de Athanarico. El epígrafe de la “tabula ansata” EGO ZENOVIVS VOTVM POSVI, fue hecho en Sirmium o Aquileia, en el mismo taller de fabricación que el Chrismon (el monograma de Cristo), para el original cliente Ilirio. Ni este objeto ni las vasos de bronce que fueron enterrados a lo largo de la dacia, nos dice que el culto cristiano estuviese plenamente arraigado entre la población goda. El símbolo de cristo y las vasijas rituales fueron elementos esenciales del servicio religioso cristiano y fueron guardados en las iglesias -en este caso- probablemente guardados en la pequeña capilla de un misionero quien habría llevado consigo esta serie de artículos devocionales para el culto. En cualquier caso, el mensaje cristiano fue fundamentalmente universal, en el siglo IV, como hoy, la iglesia intentó borrar las particularidades inherentes a cada pueblo, para fundirlos todo en un crisol homogéneo, donde una cultura globalizada, sustituyera la riqueza y los matices de cada pueblo,
El importante papel jugado in la antigua religión Goda por Bandejas de comida comunitarias (mammo) o carne sacrifical (hunsl), una práctica que los cristianos consideraron sacrílega (usweihs) e indigna a los ojos de su absoluto Dios, es evidente este hecho, que procede no solo de los restos de las tumbas sino también de la historia de la pasión de Sabae. El consumo ritual {1-169.} De platos de carne bendecidos (tibr), comida bendecida obtenida después del sacrificio de sangre (Blotan) fue una fiesta especial (dulths), esa fiesta tuvo sus normas no escritas y su significado sagrado que unía a la comunidad entera.
Si consideramos que la ausencia en las tumbas de comida procedente de ritos paganos (haithna) que se celebraban en las fiestas que tenían lugar durante los funerales paganos (gabaur), debe significar un cambio fundamental en la actitud y el vivir la fe en aquellos últimos tiempos de paganismo. Los cánticos en los funerales paganos fueron prohibidos solo en los Concilios de Toledo en el siglo VI, ya durante el establecimiento el reino Godo de Hispania, pero es posible que fueran sustituidos por los salmos cantados (psalmon), que fueron oídos mas y mas frecuentemente en los entierros Godos (usfilh, gafilh), como parte de esa incorporación al cristianismo de los ritos paganos seculares godos, ahora practicados dentro del cristianismo. Esta sustitución de los antiguos ritos pero bajo otros nombres, nos muestran como éstos salmos son un ejemplo mas de la pervivencia del paganismo tradicional, dentro de la nueva fe monoteísta.
En los santuarios paganos, los bosques sagrados, (alhs), y templos (galiuge stada), las representaciones de los Dioses, (galiug, galiogaguth), eran llevadas peridicamente en un carro sagrado. Los Paganos (haithnano), tenían sus lugares sagrados (hunslastaths) sus sacerdotes y sumos sacerdotes (ufargudja).
Para los Godos paganos el día de Thor-Donar (Jueves) fue día de descanso, la veneración de ésta deidad es atestiguada por amuletos de bronce, plata y hueso con la forma de hachas y mazas. La inscripción rúnica del brazalete de oro de Pietroasa indica un culto al Dios Godo (Wotan-Gutan) La escritura misma (gameleins), fue la ciencia secreta y sagrada de los sacerdotes Godos paganos. (runa = ‘secreto’). Por desgracia y hasta este momento no se han encontrado en excavaciones arqueológicas, otras reliquias de la antigua religión Goda
La creencia en la resurrección del cuerpo (para el que existen en Godo dos términos lingüísticos: urrists y usstass) se propagó con las religiones orientales y el cristianismo y desde el siglo III y IV, en adelante, el enterramiento de los cuerpos llegó a ser el corolario compulsivo de esta creencia.
La práctica de la cremación del cuerpo (Purificación) fue inspirada por las antiguas creencias en un mundo inmortal poblado por espíritus.
Las tumbas por cremación, Godas, así como romanas, atestiguan la supervivencia de ésta antigua Fe.
Asociación cultural Rueda solar
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