28 ago 2010

El hecho nacional castellano, III

INTRODUCCIÓN AL HECHO NACIONAL CASTELLANO.

Definidos estos conceptos, que considero básicos para centrar el tema que vamos a tratar, no quisiera vagar en el tiempo buscando en la historia justificaciones del porque Castilla es una Nación en el conglomerado de pueblos de España.

Creo que la propia definición de Nación que se ha dado en el punto anterior, deja pocas dudas a la hora de considerar a Castilla dentro de este termino.

Castilla contiene todos los rasgos específicos de una Nación:

Existe un idioma propio, el castellano.

Tiene un aval histórico importantísimo, reconocido internacionalmente.

Ha sido Estado y Nación antes que Región,

Hasta fechas recientes, ha tenido sus propias leyes, fueros, instituciones y costumbres, algunas de las cuales aún perduran en nuestros tiempos tanto en la forma de hacer de sus gentes y pueblos como en la propia legislación actual, caso de los Concejos Abiertos.

Tiene una amplísima gama de folclore y tradiciones autóctonas, que con diferentes matices regionales, se dan en la totalidad del territorio castellano.

Posee manifestaciones culturales específicamente propias en todos y cada uno de los campos de la cultura: arquitectura, escultura, pintura o literatura. Además, estas manifestaciones culturales son reconocidas a nivel mundial por su relevancia e influencia en el devenir cultural Europeo.

Otra cosa es que la actual situación de Castilla, conceptualmente inexistente en el Estado Español, secularmente cuestionada como entidad nacional, tradicionalmente manipulada en sus propias señas de identidad y territorialmente dividida en comunidades autónomas ficticias sin ningún peso social, político, cultural o económico en el Estado, nos obligue a preguntarnos ¿qué entendemos por Castilla?.

La respuesta a esta pregunta, lleva pareja la respuesta a muchos de los problemas de identidad que actualmente padece la nación castellana.

Además, estos problemas de identidad territorial son una parte importante de un problema aún mayor que se da en la nación castellana y que es la falta de una conciencia global de querer ser y vivir como pueblo y que, como hemos visto, es una característica primordial en la concepción de una nación.

25 ago 2010

El hecho nacional castellano, II

REGIÓN, NACIÓN Y ESTADO

Como primer paso para poder desarrollar algunos aspectos del hecho nacional castellano, creo necesario reflexionar brevemente sobre ciertos conceptos básicos que no por ser sobradamente oídos, dejan de tener múltiples interpretaciones que a veces hacen que no sepamos muy bien de lo que estamos hablando.

Muy a menudo, los medios de comunicación y hasta los propios políticos, no sé si de forma consciente o no, confunden los términos sobre los que están hablando cuando hacen referencia a los conceptos de Región, Nación o Estado, llevándonos a una situación de absoluto confusionismo.

El termino Región, puede tener dos afecciones lingüísticas dependiendo de si hablamos de Región Geográfica o Región Histórica.

Por Región Geográfica, podemos entender la parte de un territorio determinada por unas características especificas en cuanto a clima, topografía y/o economía. La Región Geográfica, no define una entidad jurídica propia como tal, puesto que estamos hablando de unas características geográficas particulares y no de unos aspectos lingüísticos, históricos, culturales, institucionales o jurídicos propios, que la diferencien de un ente superior como es la Nación.

Por Región Histórica, podemos entender la parte de un territorio que, al margen de su geografía, se identifica por una serie de acontecimientos históricos y políticos decisivos para el desarrollo conceptual de una Nación.

Las Regiones forman parte de la pluralidad geográfica, histórica, cultural y política inherentes a una Nación.

A modo de ejemplo, podemos considerar como Regiones Históricas de Castilla a las Regiones Históricas de Castilla La Nueva, Castilla La Vieja y el antiguo Reino de León, aunque este último, con importantes connotaciones históricas y políticas que es necesario contemplar en el contexto Castellano.

Son Regiones Geográficas de Castilla: La Mancha, La Alcarria, La Sagra, Tierra de Campos, La Jara y un largo etcétera. De ahí, el sin sentido que se da en la designación de la Comunidad de Castilla-la mancha, al identificar esa zona con una sola de sus Regiones geográficas. De igual forma podría haberse denominado Castilla-la alcarria o Castilla-la sagra. Claro que el problema esta ya en la propia constitución de semejante Comunidad Autónoma, la cual pierde todo su significado como Región histórica, al haber separado de ella la Provincia de Madrid.

Si recurrimos al diccionario, nos encontramos con que el termino de Nación, se aplica a un conjunto de individuos que tienen un mismo origen étnico(10) y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. A esto podemos añadir el concepto de territorialidad; es decir, dicho conjunto de individuos esta definido sobre un territorio concreto delimitado históricamente, aunque este concepto suele ir unido más a la necesidad de delimitación humana que a los propios rasgos definitorios de la Nación.

Este concepto de nación, comúnmente aceptado, es el que se conoce como "modelo Eslavo". Sin embargo; en el siglo XIX, surgió un concepto de nación, denominado "modelo Liberal", el cual interpone a las características del modelo anterior, la "Voluntad de ser un común"; es decir, la conciencia de los individuos que forman la nación para querer serlo.

Sin entrar a analizar estas dos concepciones clásicas y haciendo una síntesis de las mismas, podemos entender por Nación, el conjunto de individuos que tienen una serie de características afines concretadas en la lengua, la cultura, la historia, las instituciones, las tradiciones y el temperamento, unidos a una conciencia de querer ser y vivir como pueblo y que lo definen más allá de sus características regionales, tanto geográficas como históricas.

En este sentido, la propia Constitución Española de 1978 reconoce la existencia de Naciones dentro de España al establecer en el articulo segundo de su título preliminar que "...reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las NACIONALIDADES y regiones que la integran....".

La nacionalidad es un termino inherente al concepto de nación. Nadie tiene una nacionalidad sino pertenece a una nación y por lo tanto, la existencia de nacionalidades en el Estado esta implicando expresamente la existencia de las naciones que las soportan.

Otra cuestión es el valor jurídico que pueda tener esta afirmación ya que la ambigüedad y dualidad terminológica que utiliza la propia constitución, fundamentándose en la unidad, sin perjuicio de reconocer la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran la nación española, es una mera concesión semántica carente de traducción efectiva en el plano jurídico.

Sin embrago, la propia Constitución es un paso intermedio e importante entre el modelo estructural Estado-Nación, unitario y centralizado, impuesto en España y en Europa a partir de la Revolución Francesa y el modelo de Estado Federal clásico, y que es lo que se ha venido en llamar Estado unitario Regional.

Además, la propia Constitución evita conscientemente, definir el estado por ella dibujado como regional o Federal e igualmente elude la terminología convencional a la hora de dar nombre a las partes que componen el Estado, denominándolas de forma no comprometida: Comunidades Autónomas.

Esta indefinición es vista por los catedráticos García de Enterria y Ramón Fernández, como una puerta abierta para recorrer el camino que permita "...salvar la distancia entre el Estado-Nación, unitario y centralizado, que es el punto de partida, y el Estado plurinacional, que constituye la meta de llegada....".(1)

El modelo estructural que plantea la constitución para llevar a cabo este camino es, por lo tanto, flexible, lo que facilita las cosas desde el punto de vista político, aunque haga más difícil su interpretación desde el punto de vista jurídico, al no ser posible encuadrar el modelo plasmado por la Constitución en ninguno de los modelos dogmáticos convencionales de Estado.

En cualquier caso, lo cierto es que la propia Constitución reconoce de forma tajante la existencia de Naciones en el Estado Español aunque deje para más adelante la forma de articular esta existencia y no entiendo, el rechazo que los propios políticos estatales y muchos ciudadanos españoles, plantean a dicha existencia.

Además, la existencia de naciones en España, la plurinacionalidad española, es un hecho reconocido secularmente y que, tratado de forma correcta, debe ser un hecho enriquecedor para el Estado más que un empobrecimiento del mismo, como algunos nos tratan de vender.

Llegados a este punto entramos en el concepto de Estado, como la más alta organización jurídica que regula las relaciones de una comunidad nacional y de las comunidades nacionales que lo componen, entre sí.

Puede que un estado este constituido por una sola nación o por un conjunto de ellas, que es lo que denominamos Estado plurinacional.

No hay que confundir, por lo tanto, los conceptos de nación y estado ya que el segundo es un ente de mayor rango jurídico, administrativo y legislativo que el primero y los límites territoriales del estado no tienen porque coincidir con los de alguna de las naciones que lo forman.

Por otra parte, el estado es una organización más plural y conceptualmente, más enriquecedora pues aglutina las capacidades y las riquezas culturales, tradicionales, lingüísticas e institucionales de las diferentes nacionalidades que lo forman.

También es una organización más compleja, pero eso no tiene que ser una traba sino más bien un reto, para la capacidad de articulación y convivencia humanas.

24 ago 2010

El hecho nacional castellano, I


ASPECTOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y SOCIALES PARA EL DEBATE SOBRE EL HECHO NACIONAL CASTELLANO
Javier Benedit. Coordinador TC-PNC Madrid

INTRODUCCIÓN
A estas alturas del devenir histórico y socio-político Español, parece preocupante y hasta deprimente, tener que estar dando una justificación de la existencia del hecho nacional castellano.

Parece ser, como es, que la nueva configuración del Estado de las Autonomías ha tendido a ordenar muchos conceptos y situaciones sobre la pluralidad de España que eran obvios pero que los acontecimientos de estos últimos cinco siglos y en especial, los cuarenta años de dictadura vividos en el Estado, se habían encargado de ocultar y por cierto, con bastante éxito.

Sin embargo, esta tendencia de reconocimiento de la pluralidad española, aceptada y, hasta cierto punto, regularizada en otros pueblos del Estado, ha sido y es en Castilla, una tarea aún pendiente.

La existencia de la Nación Castellana, es algo sobradamente documentado a lo largo del tiempo y no solo por cronistas, etnólogos, historiadores, juristas y sociólogos castellanos y españoles; sino y lo que parece más importante, documentado y aceptado en el contexto Europeo y Mundial.

No hay que olvidar que Castilla fue Estado soberano y Nación antes que región Española y antes que "la nada" en la que actualmente parece verse envuelta. A esto se añade que no fue un Estado y una Nación cualquiera sino uno de los baluartes más importantes en el devenir cultural, social y económico Europeo y con el que había que contar en la alta política Mundial.

Esta característica de Estado Soberano, le da a Castilla la suficiente entidad para que no debiera haber dudas sobre la existencia de una Nación Castellana. Además, Castilla fue estado soberano desde el siglo X hasta la llegada de Carlos V, el siglo XV, con el que paso, junto al resto de reinos hispanos, a ser una Nación dentro de la Corona Española, conservando sus propias características etnológicas, leyes, instituciones y tributos hasta el siglo XVII en el que, con el reinado de Felipe IV, se unificaron los fueros y tributos de los diferentes Reinos que formaban "Las Españas".

Quiero decir con esto, que para identificar la raíz de la identidad nacional castellana en el Estado Español, tenemos que remontarnos tres siglos atrás y no a épocas ancestrales en las que la identificación de ciertas características etnológicas tribales, permitan formar la base sobre la que desarrollar un hecho nacional.

Esto, que es perfectamente legitimo, no deja de ser al menos sorprendente cuando hablamos de la actual configuración plurinacional de España basada en el desarrollo de los estatutos de autonomía, del papel que a Castilla le ha tocado jugar en este marco y de las muchas dudas que se plantean, al considerar la existencia de la Nación Castellana dentro del contexto plurinacional del Estado.

Esta situación de no reconocimiento de la realidad historica, cultural y social del pueblo castellano, ha derivando en una preocupante marginación cultural, económica y política respecto del resto de pueblos del estado que esta suponiendo un atentado contra la propia supervivencia de castilla y no tiene otra raiz que una penosa e interesada utilización de Castilla y el pueblo castellano por parte de la clase política e intelectual del estado Español.

En cualquier caso y si bien es cierto que la postura que España ha tenido hacia Castilla ha propiciado la situación de involución en la que se encuentra nuestra tierra, no es menos cierto que la propia postura que la mayoría de los castellanos hemos tenido hacia nuestra tierra y nuestra cultura ha sido un factor determinante de dicha involución.

La insumisión que ha mostrado el pueblo castellano en ciertos periodos de su historia y la falta de aprecio y orgullo hacia su propia cultura, ha convertido a Castilla en un mero comparsa de su propia existencia.

La Castilla actual territorialmente dividida, culturalmente inexistente, económicamente perdida y demográficamente agonizante, necesita de un debate socio-político intenso y urgente que analice su situación, dé posibilidades reales de solución a sus problemas y provoque una movilización de sus diferentes capas sociales, concienciandolas en la necesidad de trabajar en conjunto para que la sociedad castellana retome su papel de protagonista de su propia existencia y sin el cual, los hombres y mujeres que vivimos en Castilla tendremos un futuro incierto, especialmente en la España del siglo XXI que se esta configurando.

Los acontecimientos producidos a raíz de las pasadas elecciones del 13 de Junio, donde por primera vez un partido que defiende abiertamente la identidad nacional de Castilla ha entrado en el contexto Institucional Español, han venido a dar cierta luz a muchos de los interrogantes que se planteaban sobre el futuro de Castilla y demuestran que a pesar de la conciencia de muchos políticos y ciudadanos del Estado Español, la realidad nacional castellana aún esta viva.

Este es, posiblemente, el hecho más fehaciente de la existencia actual del hecho nacional castellano, el que da respuesta a muchas de las incertidumbres planteadas y el que abre unas puertas, hasta ahora inexistentes, para el pleno desarrollo de la Nación Castellana dentro del contexto del Estado Plurinacional Español.

21 ago 2010

El estado artístico popular

Una política de utopías es un desastre, pero una política sin ninguna utopía es muy triste.
Si pretendiéramos lanzar el mensaje de que el único problema que hay, o el más urgente, es lograr el renacimiento artístico del pueblo, estaría siendo utopista y olvidaría los ,problemas apremiantes de corrupción, paro y dominio financiero que forman la columna principal del sistema que nos domina.
Hay que solucionar los fundamentos, hay que eliminar el poder de la finanza, lo que a la postre sería el fin del paro y de una concepción 'utilista' de la mano de obra, o sea de la mercantilización del trabajo, su consideración como un 'producto' más, que debe asumir las leyes del mercado.
Eliminando el poder de la finanza acabaríamos con la Idea del Mercado Unico Mundial, lo que liquidaría las tensiones de dumping social e inmigración masiva, en fin... sin duda los problemas de una reforma económica radical son la base de nuestra posición, y sin esta base no podremos edificar ni un ladrillo sano.
Pero ¿de que serviría arreglar los fundamentos si después construimos encima un choza infecta?. Si vamos a solucionar los problemas de base para luego ir al chauvinismo nacionalista, la guerra o el militarismo, la dictadura o la represión, el conservadurismo o el fundamentalismo religioso... para todo esto es mejor incluso quedarse como estamos.
El Nacionalsocialismo tiene un objetivo final: el Estado Artístico.
Si le dijéramos a un comunista cual es su utopía sin duda nos hablaría de un Estado donde todos fueran iguales, los bienes fueran comunes, y en el que cada cual pudiera hacer su vida comunitaria sin preocupaciones económicas. Una cierta anarquía liberal bajo una economía igualitaria.
Si lo hablamos con un demócrata, su objetivo es el liberalismo, una mundo de personas que cada cual hace lo que quiera, respetándose mutuamente, en continuo progreso tanto material como de ejercicio de la libertad . Todo lo más los socialdemocratas añadirían una llamada a una cierta igualdad relativa, sin grandes diferencias, y un mundialismo de todo este entorno, o sea la extensión de este mundo feliz al mundo entero.
Pero desde luego ni comunistas ni demócratas tienen una visión artística del mundo. El Arte es una opción personal, dentro de la libertad de opciones, para el liberalismo.



EL ETERNO RETORNO A LA REALIDAD

Desde los más remotos tiempos de la Historia de la Humanidad ha habido siempre una lucha constate entre las 'visiones mágicas' de las cosas y las interpretaciones 'realistas'.
Cuando los Hititas efectuaban las primeras espadas de hierro no hacían mágia sino aplicaban la realidad, creían en un 'hecho'. En ese mismo momento Egipto levantaba pirámides, bajo la 'magia' de una creencia en otra vida posterior, apoyándose en una incipiente geometría.
Creo que estos dos ejemplo, contemporáneos en el tiempo, expresan muy bien los pros y contras de ambas visiones.
La creencia en una realidad palpable y moldeable ha sido siempre el eje de grandes avances y de acciones muy definidas en la Historia. Pero la 'magia' ha contribuido grandemente a enriquecer el Arte y los sentimientos.
Durante los primeros siglos de la Humanidad, y mucho más tarde en los pueblos no indoeuropeos, el sentimiento 'mágico' mantuvo la llamada 'espiritualidad', separada completamente de la realidad y el empirismo. El culto a la muerte y su 'magia', las supersticiones y el miedo (llámese religioso o no) han sido la fuente de casi todas las manifestaciones 'inteligentes' y elevadas de los pueblos no arios, e incluso la de los indoeuropeos durante muchos siglos.
Grecia fue el primer punto del mundo en el que el conocimiento empírico, científico, se hizo global, y alcanzó la categoría de 'arte', de base 'espiritual'.
Los pensadores griegos, y lo más importante, la estructura social de las ciudades griegas, fueron el primer encuentro entre ciencia y 'esencia', de forma que por primera vez el filósofo griego no buscaba 'utilidad' inmediata en su pensamiento, sino 'placer intelectual', o sea elevación humana mediante la búsqueda de la Verdad.
Si para Pitágoras aun existía un elemento mágico en la matemática, en Euclides esto ya desaparece, en las ciencias griegas maduras el sentimiento de Verdad, de Conocimiento, de investigación 'gratuita' (o sea sin instigación mágica alguna, por el mero placer o utilidad) se hace normal. Y en especial Grecia descubre los primeros científicos 'por placer', sin necesidades económicas, sin utilismo práctico detrás. Investigaciones teóricas sobre los números o las Ciencias Naturales, la lógica y la gramática y la moral, la Medicina incluso, no como profesión sino como búsqueda de realidad, se inician en Grecia de forma clara. Quizás antes hubo algunos destellos de este sentido científico ,de esa búsqueda de la Verdad Natural sin intromisión mágica, pero fue pequeño. En Grecia se hace un hecho social y personal de clara realidad.
Incluso el Arte en Grecia se despega del uso mágico, ya no está al servicio de la expresión de una Idea Mágica, sino que se centra en la Belleza, en la Naturalidad Humana. El Arte griego es un homenaje al Hombre, sin más.


A lo que haces referenacia es a la ruptura entre dos visiones del universo, opuestas y complementarias a la vez, el gran error de esta sociedad, el terrible error de Occidente sobre todo es el abandono de una de ellas, que es el Mythos, y en Grecia esto se representaba mediante el "Arete" la excelencia, la perfeccion en donde el griego se desarrolaba en su "Polis" mediante la "Paideia", la educacion recibida, la Polis era una creacion de toda una comunidad, que aportatba su educacion para la conformacion del arete de cada individuo, y esa arete era una mezcla de Mythos y Logos, pero esto cambio con el auge de las ciencias logicas, con el afianzamiento de Aristoteles como educador, de su tradicion se desprenden todas las ramas del saber logistico, dejando en el olvido a Mythos, que es otra forma de conocimiento, donde la "Poeisis" el obrar artistico es el que habala y es en esta clave en el que hay que leer este lado del conocimiento, donde tambien tiene su lugar la religion, en su meta de servir de union entre lo divino y lo humano, lo que seria el circulo del retorno, esta sociedad vive en Logos, en su lenguaje y los resultados estan a la vista, quienes son los responsables de esto? lean la historia con un poco de mente abierta, vean los nombres detras de cada revolucion, detras de cada Reforma religiosa, detras de cada Concilio, detras de cada accionar cientifico, y veran.

1 ago 2010

Comarcalización, ¿Una solución para Castilla?


Las comarcas siempre han sido la forma de organización de las tierras castellanas desde los lejanos tiempos de la reconquista hasta la división provincial (totalmente arbitraria) de mediados del S. XIX. Dentro de esas comarcas, que tras la división provincial siguieron existiendo pero sin peso político, la provincia de Toledo, por ejemplo, cuenta con varias, como pueden ser La Jara, La Sagra, La Mancha o Los Montes de Toledo.

Tras la Constitución de 1.978, en la que se articula la división administrativa del Estado en Comunidades Autónomas y la aprobación por las Cortes Generales del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, se plantea la cuestión del encaje legal de las Comarcas. La Constitución no cita expresamente a las comarcas en ninguno de los artículos sobre la organización territorial de Estado, aunque dos preceptos, los artículos 141.3 y 152.3, se refieren a ellas sin nombrarlas.

En cuanto al Estatuto de Autonomía, en su artículo 29.2 dice textualmente:

"a. Reconocer la comarca dentro de cada provincia como entidad con personalidad jurídica y demarcación propia.
b. Reconocer el hecho de comunidades supranacionales, tales como las de Villa y Tierra, el Señorío de Molina y análogas."

La cosa está clara, se reconocen las comarcas pero sólo dentro de cada provincia. Como todos sabemos, la comarca de Los Montes de Toledo incluye a varias localidades que en la división provincial quedaron encuadradas en la provincia de Ciudad Real. Y la comarca de La Mancha se encuentra repartida por cuatro provincias: Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete.

Dado el carácter castellano de nuestra tierra, he querido comparar esta situación con la descrita en el Estatuto de Autonomía de nuestra Comunidad hermana del norte, Castilla y León. En este caso, la cita textual es la siguiente, en su artículo 25.3:

"Mediante ley de las Cortes de Castilla y León, podrá regularse con carácter general la organización y funcionamiento de las comarcas.
Por las correspondientes leyes de las Cortes de Castilla y León, específicas para cada supuesto, se podrán reconocer Comarcas, mediante la agrupación de municipios limítrofes, atendiendo al informe previo de los municipios afectados y a sus características geográficas, económicas, sociales e históricas, para la gestión en común de sus servicios o la colaboración en el ejercicio de sus competencias."

Este artículo del Estatuto es mucho más concreto y exacto que el del Estatuto de Castilla-La Mancha. No sólo reconoce las comarcas, sino que posibilita el que estas puedan regularse mediante Ley. En base a este artículo del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en 1.991, mediante Ley 1/1991 de 15 de Marzo, se crea y regula la Comarca de El Bierzo, única que ha accedido a su regulación hasta el momento.

También, en el Estatuto de Autonomía de La Rioja (tierra tan castellana que a ella debemos el origen de nuestra lengua, el castellano), aparece en el artículo 5.2 una cita bastante clara al respecto:

"Una Ley del Parlamento podrá reconocer la comarca como entidad local con personalidad jurídica y demarcación propia. La comarca no supondrá, necesariamente, la supresión de los municipios que la integran."

Y también el Estatuto de Autonomía de Cantabria, en su artículo 2 dice, textualmente (es curiosa la exactitud entre los artículos de Cantabria y de La Rioja):

"Una Ley del Parlamento podrá reconocer la comarca como entidad local con personalidad jurídica y demarcación propia. La comarca no supondrá, necesariamente, la supresión de los municipios que la integran."

Pues bien, de las cinco comunidades que surgieron de la anterior existencia de Castilla La Vieja y Castilla La Nueva, cuatro (todas menos Madrid) reconocen la existencia de las comarcas como entidades con entidad propia, aunque posiblemente sea Castilla-La Mancha la que hace un reconocimiento más somero y la única que no cita expresamente que una Ley posterior podrá desarrollar la existencia "real" (más bien sería legal) de las comarcas. Bien. Vamos a dar un paso más en la búsqueda de regulación legal para nuestras comarcas. Para desarrollar las posibilidades que ofrecen los distintos Estatutos, con el paso de los años se han ido creando leyes para regular las distintas entidades locales. En principio, podríamos pensar que estas leyes, en el caso de Castilla-La Mancha, han regulado lo que en el Estatuto era sólo un reconocimiento, sin más. Pero no es así.

La Ley 3/91, de 14 de Marzo, de Entidades Locales de Castilla-La Mancha, no hace mención alguna a la figura de las Comarcas. Sólo regula, por encima de los municipios, sobre las Mancomunidades.

En el caso de Castilla y León, la Ley 1/1998, de 4 de Junio, de Régimen Local de Castilla y León, contempla, en base al Estatuto de Autonomía, la existencia de las Comarcas.

Una vez más, "nuestra" Administración regional se olvida de las Comarcas, mientras que la Administración regional de Castilla y León vuelve a ponerse por delante de nosotros, al menos en teoría, en cuanto a la Comarcalización.

¿Y los partidos políticos, tienen alguna propuesta de futuro sobre las comarcas? Ni el programa electoral del PP, ni el del PSOE, hacen la más mínima referencia a las comarcas castellanas. Es más, buscando en las páginas webs de estos partidos no aparecen citas sobre comarcalización o sobre la importancia de las comarcas en ninguna de ellas. Izquierda Unida, sin embargo, sí apuesta por el fortalecimiento de las comarcas, aunque mezclando "en el mismo saco" a las mancomunidades y a las áreas metropolitanas. Sólo hay un partido que apuesta clara y directamente por las comarcas (y así se puede ver tanto en su programa político como en su web) y es Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano y, aunque la mayor implantación de este grupo político está en Castilla y León, ya va apareciendo con mayor fuerza en algunas zonas de Castilla-La Mancha.

Bueno, pues tras el repaso anterior a la Ley actual y las alternativas de futuro que preconizan los distintos partidos políticos, está claro que la existencia de la Comarca de Los Montes de Toledo (por poner un ejemplo del Sur de Castilla) como una entidad con personalidad jurídica queda bastante lejos, al menos mientras los dos partidos mayoritarios sean los únicos con posibilidades de gobernar la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. A los hechos me remito.

Toledano