1 may 2010

Castilla_ ¿La Mancha?


" Hace 28 años, muy poca gente pensaba que los guadalajareños éramos manchegos. Desafortunadamente, nunca hemos sido una tierra muy conocida, pero en la cultura popular se solía saber -entre otras cosas- que éramos una provincia castellana, cercana a Madrid y con una famosa comarca, La Alcarria, conocida nacionalmente por su preciada miel y por el “Viaje a la Alcarria” del premio Nóbel Camilo José Cela, quien también contribuyó a su difusión internacional. Por supuesto, muchos otros conocerían además Guadalajara por la belleza de algunos monumentos de su capital; de lugares como Atienza, Brihuega, Cifuentes, Pastrana o Sigüenza; de paisajes tan variopintos como los de la Sierra de Ayllón, el llamado “Mar de Castilla” o el Barranco del Río Dulce, que tan maravillosamente inmortalizó Félix Rodríguez de la Fuente; o por la inmensa riqueza histórica, cultural y natural del Señorío de Molina.

Sin embargo, la definitiva entrada en vigor en 1982 de la denominación oficial “Castilla-La Mancha” para la Comunidad Autónoma formada por las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo fue el origen de una gran confusión que ha llevado a que gentes de todo tipo piensen que, no sólo Guadalajara, sino también otros lugares como Cuenca, Toledo o Talavera de la Reina, y en general todo el territorio de la Autonomía, son manchegos.

El caso de Guadalajara es si cabe más flagrante, pues somos la única provincia que directamente no tiene ni un centímetro cuadrado de superficie en la célebre y bella comarca de La Mancha.

Esta confusión generalizada no es consecuencia exclusivamente del nombre de la Comunidad Autónoma, pero sí es éste la causa principal, pues, como decíamos, Guadalajara siempre ha sido bastante desconocida, mas a pesar de ello nadie pensaba hasta hace pocos años que era manchega. Por supuesto, sería de desear que todo el mundo –y en especial los creadores de opinión- supiesen cuáles son nuestras comarcas y rasgos geográficos e históricos, pero la realidad -reflejada en innumerables ejemplos, muchos de los cuales hemos comentado en nuestro grupo “Los Guadalajareños no son Manchegos”- es que no es en absoluto así.

Alguien podría pensar que esta crítica al nombre de la Comunidad Autónoma es caprichosa y artificial, pero es fácil demostrar que no lo es. Muchos de los lectores de este Manifiesto recordarán las objeciones que todo un Premio Cervantes como Francisco Umbral hacía a la denominación “Castilla-La Mancha”, quejándose de lo desacertado que resultaba el calificar a una Autonomía conjugando lo regional con lo comarcal, e insistiendo en que no se imaginaba a nadie hablando de “Cataluña-El Ampurdán” o de “Extremadura-Las Hurdes”. Y probablemente también muchos se acordarán de las palabras del célebre historiador Claudio Sánchez-Albornoz en el diario ABC, en las que con sencilla expresividad manifestaba que “me han dicho que a Castilla La Nueva la llaman La Mancha. ¿Por qué La Mancha? La Mancha está muy debajo. La Alcarria no es La Mancha”. Y así hasta nuestros días, han sido múltiples los escritores y cronistas, nacionales y provinciales, que han argumentado en parecida dirección.

De otra parte, sabemos de antemano algunas de las críticas que realizarán los detractores de nuestra legítima propuesta:

- Que es irrespetuosa con las gentes de La Mancha. No hay nada más alejado de nuestra intención que denostar a los habitantes de esta comarca. Simplemente, de la misma manera que a los manchegos les molestaría que continuamente se les llamase alcarreños o serranos, a los guadalajareños nos desagrada que nos digan permanentemente que somos manchegos, cuando no lo somos. Tan sencillo como ésto.

- Que “con la que está cayendo” hay asuntos más importantes que tratar. Nadie duda que la crisis económica es una realidad mucho más dañina que la que centra este Manifiesto. No hace falta que nos lo digan, lo sabemos de primera mano por nuestra familia y nuestros amigos más próximos. Pero no es menos cierto que, más tarde o más temprano, saldremos de ella, pues la economía es cíclica. Por el contrario, otra plasmación del erróneo nombre de la Comunidad Autónoma en el nuevo Estatuto, o incluso en la futura reforma de la Constitución que incluya específicamente los nombres de todas las Autonomías, configurará una realidad legal mucho más difícil de cambiar.

- Que la denominación que criticamos es fruto del consenso y aceptada de buen grado por la mayoría de los guadalajareños. La Historia reciente demuestra que ese consenso no existió en Guadalajara. Y la realidad presente, de la que somos una digna muestra las más de 3.000 personas a las que representa este texto reunidas en menos de un año, también lo pone de manifiesto.

- Que el término “Castilla-La Mancha” aúna las dos realidades históricas que mejor representan a la Comunidad Autónoma. No puede ser así cuando la primera parte del término sí ha sido representativa históricamente de la inmensa mayoría del territorio autonómico, mientras que la segunda alude a otra parte muy extensa de éste (pero no por ello más importante que las demás), incluida históricamente en la primera; pero que no alcanza a otras zonas igualmente importantes de la Comunidad, y, en ningún caso, a toda una provincia como es la de Guadalajara. Si el artículo 147.1.2 a) de nuestra Constitución establece que “los Estatutos de Autonomía deberán contener la denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica”, es evidente que el nombre “Castilla-La Mancha” no es el que mejor corresponde a la identidad histórica de la Comunidad, pues, insistimos, otorga primacía sobre el resto de sus comarcas a una concreta, La Mancha, que ni siquiera forma parte de una de sus provincias, Guadalajara, y que, por consiguiente, cuanto menos no es identificativa de toda una provincia y de sus 250.000 habitantes (en La Rioja hay poco más de 320.000).

- Que esta iniciativa está politizada y es partidista. Entre los más de 3.000 miembros del grupo “Los Guadalajareños no son Manchegos” hay personas de toda ideología política, y ninguna de ellas prevalece sobre las demás. Es un grupo que hace gala de no adscribirse a ningún partido político en concreto, y predicamos con el ejemplo cada día.


Por todo lo anterior, las más de 3.000 personas a las que representa este Manifiesto pedimos que se dé un nuevo nombre a la Comunidad Autónoma que, como exige la Constitución y como deseamos los guadalajareños, se corresponda mejor con la identidad histórica de la Comunidad y, en particular, con la de nuestra provincia de Guadalajara, que es a la que peor representa la denominación actual.

Y animamos a los ciudadanos de Guadalajara a que se sumen a esta iniciativa, que es de todos. También a los medios de comunicación, asociaciones, partidos políticos...Todos somos herederos de una Historia de Guadalajara que nuestros antepasados escribieron, que muchos se han dedicado a estudiar durante larguísimo tiempo, y que nosotros estamos escribiendo actualmente. La situación actual, que sólo nosotros podemos cambiar, no es justa con todos ellos. Y la aparente complejidad de nuestra reivindicación no puede desanimarnos. Cada uno de nosotros es esencial. Como dijo el poeta José Hernández en su magistral obra “Martín Fierro”, “un pelo, por muy delgado, hace su sombra en el suelo”. "


Maneras de apoyar esta reivindicación:

- Aquellos que tengan cuenta en Facebook, uniéndose al grupo “Los Guadalajareños no son Manchegos”.
- Quienes no tengan cuenta, abriéndosela si lo desean (es totalmente gratuito y muy rápido) y sumándose a nuestro grupo; y los que no la tengan y no deseen hacérsela, escribiendo a la dirección de correo electrónico siguiente: guadalajarenosnosonmanchegos@gmail.com.

El debate está abierto, no se si llegará a algo o no pasará de eso, pero la iniciativa me parece muy interesante. Es a nivel provincial, pero me consta que hay otro grupo en Toledo y en Cuenca, el primero en crearse fue el de "los guadalajareños no son manchegos, luego vino el de Cuenca y posteriormente el de Toledo. Por algo se empieza.
Por otra parte, evidentemente en Castilla La nueva o Castilla sur, también ha de estar integrada Madrid.

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